Santo Domingo.-Las rutinas anuales son inflexibles en su cadencia. Vuelven cada vez a repetir sus rituales y el caso de la Semana Santa, nada tan firme como volver a recorrer un camino que sabe a conocido.
La Semana Santa tiene un carácter religioso y de fe: la conmemoración del más trascendente acto del cristianismo: la muerte en la cruz de Jesucristo y su vuelta a la vida para dejar abierta y desafiante la posibilidad de redención de los pecados.
La Semana Santa se celebra de una forma distinta, pero coincidiendo en la conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret.
Este día, Domingo de Ramos, recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén en un asno joven, rodeado de una gran multitud de gente, narran los textos.
El Lunes Santo se celebra en la Iglesia católica con una misa normal donde se proclama el pasaje de la Unción en Betania, en casa de Lázaro.
El Martes Santo continúa con las celebraciones de la Semana Santa cristiana, conforme se acercan los días de los principales cultos propicios para la reflexión profunda.
El Miércoles Santo marca el término de la primera parte de la Semana Santa, día en el que según los textos se reunió Judas Iscariote con el sanedrín para condenar a Jesús.
El Jueves Santo, el día de la última cena de Jesús con los apóstoles, momento que Leonardo da Vinci eternizó con su famoso cuadro.
El Triduo Pascual comienza el Viernes Santo con la liturgia de la Pasión del Señor, momento en el que murió Jesucristo en la Cruz. Este día no se celebra la eucaristía.
El Sábado Santo es el día en que se espera en la Vigilia Pascual su resurrección. Es un día de luto, donde se conmemora también la Soledad de María después de llevar a Cristo al sepulcro.
El Domingo es el de Resurrección o la Pascua, que tiene su origen en el 1513 a.C., cuando, según la tradición judía, el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto hacia la Tierra Prometida.
Los otros sentidos
La Semana Santa tiene otros tres sentidos que han impuesto los cambios de época, la creatividad humana y el sentido de irracionalidad que comporta determinados grupos aguijoneados por el deseo de complacencia del gusto y el ego mal entendido.
El segundo sentido es el vacacional-turístico-familiar, ejercido con todo derecho por familias y grupos que aprovechan este tiempo no laborable, en una experiencia de descanso, escape a destinos, vocación por la gastronomía propia de la época, sobre todo las habichuelas con dulce, tan sabrosas como peligrosamente calóricas.
Una tercera expresión de la Semana Santa es la jornada extraordinaria de trabajo que supone para cientos de voluntarios de Defensa Civil y otros miles de militares y policías que, en lugar de descansar o estar con sus familias, se tirarán a las avenidas y carreteras para orientar y socorrer a los viandantes.
Finalmente hay un cuarto sentido: el del desenfreno gustativo y egoísta de quienes entienden que el mundo está por terminar y hay que disfrutar ahora de todo el alcohol, toda la comida, y toda la velocidad posibles. Esos engrosan las listas de las víctimas del lunes subsiguiente al Domingo de Resurrección.
Un apunte
Domingo de Ramos
Los cuatro evangelios canónigos coinciden en que este Domingo de Ramos celebra la entrada triunfal de Jesús de Nazaret en Jerusalén, aclamado por la multitud, días antes de su pasión, muerte y resurrección, lo que se hace con ramos que se agitan al viento. El hecho se reivindica en la Iglesia Católica que en la que hoy se ofician las misas con el motivo de los ramos.
