Muchos historiadores del cine presentan a David W. Griffith, no sólo como al “padre del cine”, sino también como el creador del cine propagandístico, posiblemente atendiendo a que en su film “El nacimiento de una nación”, (1915), promocionaba la supremacía de la raza blanca y a los miembros del Ku Klux Klan como héroes.
Sin embargo, en 1908, y a nueve años de la revolución bolchevique, Alexander Drankov produjo bajo la dirección de Vladimir Romashkov el film “Stenka Razin”, acerca del legendario héroe cosaco que combatió la nobleza y burocracia rusas a mediados del Siglo XVII. Pero la verdadera esencia del cine dirigido como propaganda y publicidad ideológicas y catapultadas desde el Estado mismo, la marcó Lenin, que en 1919 nacionalizó la industria cinematográfica (la Sovkina), abriendo las puertas a manifiestos como el de Dziga Vertov “Por un cine no interpretado”, de donde nace el cine-ojo, o cine-verdad.
Posteriormente, Lenin pronunció en 1922 su famosa frase: “De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante”, refrendada como consigna en el XIII Congreso del PCUS de 1928. De aquella estructuración de un cine dirigido como arma ideológica, propagandística y publicitaria, surgieron los cineastas:
• Serguéi Eisenstein (“El diario de Glúmov”, 1923; “La huelga”, 1924; “El Acorazado Potemkin”, 1925);
• Lev Kuleshov (“Las extraordinarias aventuras de Mr. West en el país de los bolcheviques”, 1924; Por ley, 1926; “El gran consolador”, 1933);
• Vsévolod Pudovkin (“Hambre… Hambre… Hambre”, 1921; “Fiebre de ajedrez”, 1925; “Mecánicos del cerebro”, 1926; “La Madre”, 1926);
•Dziga Vertov (“Aniversario de la Revolución”, 1919; “El tren de Lenin”, 1921; “Historia de la Guerra Civil”, 1922; “La vida al imprevisto”, 1924; “¡Adelante Soviet!”, 1926);
•Alexander Dovjenko (“Los frutos del amor”, 1926; “Vasya reformador”, 1926; “El golpe diplomático”, 1927; “Zvenigora”, 1928; “Arsenal”, 1928; “La tierra”, 1930; “Iván”, 1932), entre otros.
Con el triunfo en 1933 del nazismo en Alemania, Hitler trató de emular y superar el extraordinario avance del cine propagandístico soviético, y Paul Joseph Goebbels a través del Ministerio de Propaganda, se apoderó de la UFA y de la Universum Film AG, creada en diciembre del año 1917, como una industria cinematográfica estatal y desde allí aprovecharon a directores como:
• Fritz Lang, el creador de “Metrópolis”, 1927 y “M”, 1931;
• Josef Von Stemberg, director de “El Ángel Azul”, 1930;
• F.W. Murnau, realizador de “Nosferatu”, 1922; “La última carcajada”, 1924; “Fausto”, 1926; “Amanecer”, 1927, realizada en los EE.UU. y ganadora de tres premios Oscar en la primera edición de ese concurso, en 1928; y
• Leni Riefenstahl, “Tragödie im Hause Habsburg” (1924, su ópera prima), “Der Heilige Berg” (1926), “Wege zu Kraft und Schönheit — Ein Film über moderne Körperkultur” (1926), “La luz azul” (1932), “S.O.S. Eisberg” (1933), “La victoria de la fe” 1933), “El triunfo de la voluntad” (1934), “Nuestras Fuerzas Armadas”, 1935), “Olympia (Parte I Festival de las Naciones y Parte II Festival de la belleza” 1938).