El Gobierno debería esforzarse aún más por romper el angustioso círculo vicioso según el cual la economía está paralizada por la baja en la inversión pública, que no puede ser activada porque las recaudaciones han disminuido en la misma proporción en que se reduce la actividad económica.

La Dirección de Impuestos Internos (DGII) informó que los ingresos mermaron en RD$3,344.6 millones, afectados principalmente por bajas en las ventas de combustibles, bebidas y tabaco, que son los principales bienes gravados por los impuestos Selectivo al Consumo y de Transferencia de Bienes Industrializados (Itebis).

Esa institución admite que las ventas totales cayeron en un 10.9% y las gravadas con el Itebis en un 4.8%, lo que sin dudas refleja una preocupante disminución en las actividades económicas que, obviamente se refleja en la reducción de las recaudaciones.

Es menester señalar que de los 67,871 millones recaudados durante el primer trimestre, incluyen RD$2,500 millones como cobro adelantado de la cuota de los impuestos a activos financieros de los intermediarios financieros, así como RD$2,496.8 millones por concepto de amnistía fiscal, ingresos que no son repetibles.

A causa de ese círculo vicioso, el sector productivo culpa a la Reforma Fiscal por la baja en las ventas y el consumo, razón por la cual esos tributos apenas aportaron RD$2,536.6 millones.

El Gobierno ha cumplido en términos relativos con el compromiso de reducir el Gasto Público de 6.9%, a 2.9% del Producto Interno Bruto (PIB), pero también se le pide que reduzca el endeudamiento externo (21.9% del PIB) a un 20 por ciento.

¿Cómo dinamizar la economía, si bajan las recaudaciones; cómo aumentar las recaudaciones sin activar las actividades económicas, especialmente las relacionadas con ventas y consumo?

Gobierno y sector privado tendrán que halar la soga en la misma dirección, si de verdad se desea estimular el empleo, expandir el crédito, aumentar el circulante y con ello, aumentar las recaudaciones y poder así financiar obras de infraestructura o de políticas públicas que alienten la anhelada activación de la economía.