Opinión

Cisne Negro

Cisne Negro

Rafael Grullón

Al final de la calle calle Emilio Prud Homme, donde tiende a juntarse con la avenida Mella, había dos personajes muy extraños. Uno era un banilejo que tenía una cafetería. Cuando alguien iba a mitad de la mañana y pedía algo de comer, le preguntaba ¿Desayunando tarde o comiendo temprano? Si iba a media tarde, el cuestionamiento era ¿Comiendo tarde o cenando temprano?
El otro hacía acarreos en una motoneta, aparato de tres ruedas que sorprendería a la nueva generación de verla transitando por nuestras calles, a pesar del papel que jugaron a principios de los 90 cuando transportaban a capitaleños entre las calles Tiradentes y Alma Máter.

El hombre repetía hasta el cansancio que no hacía mudanzas con pagos a futuro, fiado, ya que desde que levantaba era gastando, consumiendo. “Desde que me tiro de la cama, consumo jabón al bañarme, pasta de dientes al cepillarme y tengo que beber café antes de salir para las calles”, se le escuchaba decir.

Ese mundo simple del día a día es la causa de que la mayoría de los mortales prefieran convivir con los enigmas, con lo inexplicable. Armarse del conocimiento es tarea de los científicos.

A quien no ha vivido la experiencia de ir caminando y presentir que otra persona lo está mirando, cosa que comprueba el individuo cuando voltea la cara. Pero también existen las situaciones repetidas.

Si una persona que haya vivido el momento conscientemente la pregunta qué estaba haciendo a la hora de desplome de las Torres Gemelas en Nueva York, inmediatamente el recuerdo le llegaría a la mente, como le vendría también si le preguntarán en qué circunstancia se encontraba cuando recibió la noticia de la tragedia, donde murió Juan de los Santos.
Nos encontrábamos recostado cuando nuestra otra mitad, la mujer, nos topó para decirnos de la muerte de Juan de los Santos. El impacto fue tan grande, que no asimilé la información en el instante.

Ahí vivimos uno de esos enigmas. Creíamos después que se trataba de un acontecimiento, de un hecho, repetido que habíamos vivido. Los estudiosos de la mente humana ya le tienen una explicación a eso. Cuando se produce un lapso de tiempo para asimilar un hecho, la gente vive la experiencia del hecho que lo cree repetido, vivido en otro momento.

Pero en el instante la gente se queda como en aire, sin saber qué hacer. Eso fue lo que ocurrió en Miss Universo cuando el presentador dijo que se equivocó. Tanto Miss Filipinas como Miss Colombia no sabían qué hacer.

Si usted entra a Google y pone imagen y escribe el nombre el ave cisne, verá que la mayoría de los cisnes son blancos, pero se encontrará con una u otra imagen de un cisne negro. Los cisnes negros también existen, pero no los concebimos.
Cuando fallamos, cuando ocurre lo inesperado o lo inexplicable, un pensador dice que estamos ante un cisne negro.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación