Caso grave

El caso del joven prospecto de béisbol de Hato Mayor que perdió una pierna a causa de una inyección que le administraron para aumentar su rendimiento físico vuelve a poner sobre el tapete el incumplimiento de reglas eficaces en las escuelas de entrenamiento y la desorientación de esos muchos que sueñan con llegar a las Grandes Ligas.

El muchacho, de 17 años, es otra de las tantas víctimas de cazatalentos o entrenadores inescrupulosos que han abusado de la inocencia de deportistas y familiares que ven en un contrato de un conjunto de béisbol de Estados Unidos la antesala de la gloria.

No requiriéndose más que habilidades muchos jóvenes se dedican en cuerpo y alma a entrenarse con la esperanza de ser firmados como profesionales.

El joven de Hato Mayor a quien se amputó una pierna habría pagado 5 mil pesos al entrenador Daniel Rodríguez (Salomé) por unas vitaminas que este le garantizó mejorarían su capacidad. No fue la única víctima, pues otros dos hermanos suyos menores de edad tuvieron que ser ingresados por los efectos de inyecciones.

El caso de los tres hermanos exige más atención sobre la operación de los entrenamientos y las escuelas deportivas.