Terror en la calle

El caso de la comerciante muerta de un balazo el jueves en la noche en Navarrete ilustra la dimensión de la inseguridad en las calles y el terror de la población.

Antes que detenerse frente a una señal de dos sujetos, Isaicia Cabrera Abreu, de 58 años y quien se desplazaba en una moto tipo pasola, no tuvo suerte en sortear el peligro. Uno de los desconocidos le hizo un disparo que le quitó la vida.

Si no se detuvo ante la señal de los individuos no fue porque simplemente se tratara de dos desconocidos –o conocidos-, sino por miedo a que la atracaran, violaran o la mataran.

Es posible que por el mismo temor tampoco se hubiera detenido ni siquiera tratándose de una patrulla de la Policía. Cabrera Abreu es otra de los muchos ciudadanos que han muerto en similares circunstancias.

Las autoridades tienen no solo que capturar y someter a los homicidas, sino tomar nota de la atmósfera que, sin que nadie se llame a engaño, impera en el territorio con relación a la criminalidad y la delincuencia.

Por la inseguridad la gente no se arriesga a detenerse en ninguna parte ni siquiera ante una señal de auxilio de un desconocido.