Debido al auge de la economía informal y el nacimiento de empresas en áreas urbanas, en los últimos tiempos calles y aceras del Gran Santo Domingo han servido para la instalación de puestos de ventas de alimentos y frutas, que aunque no cumplen con normas de higiene y en ocasiones obstruyen el paso, también han sido solución de alimentación barata y práctica para trabajadores de bajos ingresos.