Adriano Miguel Tejada
La figura de Adriano Miguel Tejada, por si misma establecía respeto y empatía. Sus restos descansan ya en su natal provincia Espaillat, a cuya fértil tierra les fueran entregados el pasado viernes, tras recibir el homenaje en sus exequias y honras fúnebres el jueves pasado, en Santo Domingo.
Era y es respetable por su formación, sobre todo como catedrático e historiador, por su labor editorial, tanto al frente del Diario Libre durante 16 años, trabajo que desempeñó con criterio, acierto y criticidad, aun sin ser periodista intitulado (igual que Rafael Herrera (tan solo banilejo), Germán Emilio Ornes (abogado), Radhamés Gómez Pepín (autodidacta y pepinero de Santiago), Rafael Molina (abogado y vegano).
Este mocano nos ha sorprendido y dolido a todos con su inesperada partida, representa el más reciente ejemplo de genialidad profesional, porque lo hizo con un enorme sentido de responsabilidad ante los contenidos que divulgaba ese periódico.
Era el gran cuidador de los procesos de gestión noticiosa, el gran orientador de los veteranos periodistas y la guía para los nuevos talentos que encontraron en él, un maestro para su carrera.
Supo desarrollar una línea crítica, humana y de lograr que trasciendan hechos y denuncias que parecerían sin trascendencia.
Un aspecto que se resalta poco de Adriano Miguel es su capacidad para crear contenidos históricos, logrando que muchos aspectos de la historia dominicana recibieran la difusión adecuada, tanto en DL como en publicaciones por separado, como editó la compilación para el diario HOY, de la colección de sus portadas y más recientemente, apenas en junio pasado, publica sus editoriales AM de Diario Libre.
Su personalidad es inolvidable.
Adriano Miguel Tejada podía ser tan divertido y estruendoso en su risa, como exigente de calidad y plazos de lo que solicitaba como productos para publicar.
Es una pena que descienda a la tumba sin el Premio Nacional de Periodismo, que lastimeramente no lo lleva consigo, a pesar de ser excelente candidato.