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Como cada Domingo José Rafael Sosa

Como cada Domingo José  Rafael Sosa

Federico Henríquez

El oficio de pensador sobre la realidad nacional implica una responsabilidad inmensa en función de la trascendencia de lo que el autor puede lograr en la conciencia nacional con sus escritos.

 
Federico Henríquez Gratereaux acaba de ganar el Premio Nacional de Literatura 2017, galardón que consagra una trayectoria de vida literaria otorgado por el Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio, fue determinado por el veredicto unánime del jurado.

 
Ese jurado fue recientemente reformulado por decreto presidencial y que integra ahora a la Academia Dominicana de la Lengua, de la cual es miembro de número.
El laudo, en los medios intelectuales y culturales que se han expresado, se considera es justo y que reconoce una labor meritoria.

 
La labor de reflexión y documentación profunda que hace diariamente el galardonado, por medio de sus columnas en el diario Hoy, seguida a pie juntillas por quienes gustan de una exposición bien escrita y mejor documentada, no es posible apreciarla en todo su valor si no se determina la trascendencia de sus aciertos, el valor de su estructuración y el aporte que representa producir un enfoque diario distinto.
El Premio Nacional de Literatura, llega dado con un veredicto que dice: “El jurado ha resuelto por unanimidad, otorgar el galardón a Federico Henríquez Gratereaux por su dilatada trayectoria como ensayista y su valioso aporte al conocimiento y valoración de la conciencia nacional y la idiosincrasia del pueblo dominicano, como pensador y analista de la realidad social, histórica y cultural, en la que proyecta su erudición, mediante un impecable manejo del idioma”.

 
La labor del escritor y pensador reconocido, añade valor al Premio y viceversa y llega justo en el momento en que nos hacen falta buenas noticias. Esta es una de las más estimulantes de la dominicanidad.

 
Profundo y reflexivo, controversial en algunos temas (con los que necesariamente hay que estar de acuerdo), Henríquez Gratereaux es un intelectual de cuerpo entero y de integración total a su quehacer escritural.

 
No es hombre de grupos y bandadas literarias, de enfrentamientos personales o de ditirambos que, a veces, matizan, la vida cultural dominicana.

 
Sereno, pausado y trabajador, no nos queda más que inclinarnos ante un premio merecido y justo.

El Nacional

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