El problema de los camioneros que viajan a Haití es de difícil solución, puesto que allí no pueden garantizar la seguridad a cientos de camiones que se desplazan diariamente en todo ese territorio con una placa dominicana. Atravesar la frontera hacia un país donde la seguridad ciudadana es todavía tarea pendiente, representa un riesgo que puede reducirse pero nunca eliminarse.
Con la huelga de los camioneros y el impedimento del paso por la frontera no solo se agrava la crisis de desabastecimiento en Haití, sino también que se perjudica la economía dominicana y el comercio local. Hay que recordar que ese país es nuestro segundo socio comercial y que cada patana o camión que pasa hacia el otro lado no es una donación, sino una venta que deja beneficios económicos.
A pesar de que Haití está relativamente cerca, también se encuentra muy lejos en todos los medios de comunicación. Para viajar por tierra se debe tener una visa que cuesta 100 dólares; si decides viajar por autobús te cuesta otros 80 dólares en un viaje de alrededor de diez horas o más, dependiendo si hay mercado binacional. Si quieres irte en tu auto los procedimientos aduanales son interminables.
Los organismos internacionales solo autorizan a su personal viajar por aerolíneas reconocidas y un viaje Puerto Príncipe- Santo Domingo solo puede hacerse vía Miami o Panamá. Las dos líneas áreas locales que vuelan directo por un vuelo de 35 minutos cobran igual que viajar a Estados Unidos. Una llamada telefónica cuesta lo mismo que llamar a Europa.
Es poco probable que la MINUSTAH o el gobierno haitiano ponga una escolta en cada camión, por lo que urge buscar otras alternativas, como enviar las mercancías por vía marítima; registrar una placa o matrícula haitiana a cada camión o compartir el transporte con choferes y seguridad privada haitianos, que aunque encarecen las mercancías no creo que haya muchas otras alternativas.