
Especialistas afirman que al escuchar música el ser humano, de acuerdo a sus destrezas cognitivas, asumirá de manera puntual un comportamiento específico
La música forma parte integral de nuestra vida. Son muchas las razones por las cuales una persona acude a la música: sentido de compañía, concentración, relajación o conectar con sus emociones, evocando experiencias y recuerdos.
Para la psicóloga Marien Federo escuchar música es una iniciativa individual conectada o sujeta a satisfacer una necesidad específica interna, regulada por aspectos neurológicos, o externa, por factores psicosocial o espirituales.
Su efecto es tan poderoso que ésta se ha utilizado en pacientes con enfermedades cerebrovasculares, pacientes con autismo, en los pacientes que se encuentran en cuidados críticos; en los trastornos del estado ánimo, y en las afasias, que descrita como la dificultad para hablar o comprender un lenguaje, explica el neurólogo William de Jesús, quien agregó además que la Sonata para piano K 448, de Mozart, se ha aplicado en pacientes con cáncer, epilepsia, depresión, demencias, con un efecto modulador de la respuesta inmune.

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“Tenemos una estrecha relación con la música. No hay nada mejor que escuchar música en un lugar que a uno le guste, con las personas que nos sentimos agradables. Esta es la mejor evidencia del impacto que tiene la música en nuestro cerebro y por ende en nuestro cuerpo”, sostiene el galeno del Centro Médico de Diabetes, Obesidad y Especialidades.
En múltiples ocasiones se ha hablado de la musicoterapia, que consiste en usar las respuestas y conexiones de una persona con la música para estimular cambios positivos en el estado de ánimo y el bienestar general.
Entonces ¿Así como puede causar una sensación positiva, puede influir de forma negativa? Cada cierto tiempo, se debate si la música, en especial el género urbano, rap, dembow, hip hop, influye con sus líricas en el comportamiento violento de las personas, teniendo como resultado opiniones divididas.
De la influencia de esta en el comportamiento, la doctora Federo también del referido centro, sostiene que la música despierta nuestro cerebro, lo estimula, y al escucharla se libera la dopamina, sustancia fundamental para el placer y la felicidad, aspectos que impactan nuestros pensamientos, emociones y por tanto nuestras conductas.
“Dependiendo del ritmo e intensidad de la música, ésta puede causar un efecto distinto. La música suave contribuye a la relajación y ayuda a combatir estresores específicos, mientras que la música fuerte tiene un efecto estimulante que impacta la productividad, rendimiento físico e intelectual”, dijo, destacando que “estas variables son observables en la cotidianidad del ser humano”.

Aprovechó para destacar que los comportamientos tienen un punto de partida en el significado de nuestros pensamientos, los cuales evocan una emoción y ésta a su vez nos permiten asumir una conducta específica.
“La música es un medio que transmite a través rítmico o lírico un contenido específico que es recibido de manera individual por una persona, quien, de acuerdo a sus destrezas cognitivas, asumirá y/o representará de manera puntual un comportamiento específico”, dijo la especialista.