Opinión

Correos de Viernes de Dolores

Correos de Viernes de Dolores

Me encontré con León David y su esposa María Aybar en la oficina de correos, o INPOSDOM. Estaban enviando una caja de libros, y yo un libro a Panamá, a una poeta a quien le había prometido la ultima biografía de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Nos saludamos con alegría y con alegría comentamos la medida de Modesto Guzmán, única en la historia del país e imagino que en la región, de permitir que escritores y escritoras reconocidos puedan enviar gratuitamente sus libros fuera del país utilizando las facilidades del correos. ¡Imagínate! Me decía León David, el envío antes era tan caro que uno no podía participar en las Ferias del Libro, ni hacerle llegar a distintas instituciones y Bibliotecas las últimas producciones.

¡Ahora ya no tenemos esa limitación! Un significativo respiro para un colectivo cuya sensibilidad le mantiene en un estado de zozobra frente a la zozobra en que vive esta media isla que llamamos país.

Y lo traigo hoy a colación, después de docenas de llamadas telefónicas de estupefactos militantes de la política dominicana frente al “no ha lugar” de la acusación contra Félix Bautista y contra el Félix síndico de San Francisco de Macorís, el único que ha logrado, después de la Guerra del 65, levantar a un pueblo en armas contra el supuesto desfalco de 400 millones de pesos al Ayuntamiento local.

He respondido esas llamadas con una sola pregunta: ¿Pero es que ustedes esperaban otra cosa? ¿Podía permitir el ex presidente Leonel Fernández, ya zarandeado por las acusaciones de Quirino, que a su más cercano colaborador lo metieran en la cárcel, sin que lo implicaran? Creo que el ex hizo lo único que podía hacer: Salir al ruedo y crear una situación de hecho que amenazara la unidad del Partido en el poder, para forzar al gobierno a negociar…la reelección?, o ¿la tranquilidad partidaria? El problema es que la soga solo se puede estirar hasta un punto, y como lo demuestra la furia de los francomacorisanos, esta aparente victoria puede convertirse en un boomerang que si no se cobra con desatada violencia barrial se cobrara en las urnas. Mientras, ¿qué recomiendo a mis airados amigos? Una dosis de cinismo. ¿Realmente creyó usted alguna vez en un sistema de justicia imparcial? Y una dosis de alegría. Vaya al correos, man de sus libros, siga camino a la playa o la montaña, quítese los zapatos, acompáñese de sus mejores amigos, ríase a mares y piense que mañana es otro día, que lo que va viene, y que la gran cita es con el sistema electoral en mayo del 2016. Ahí si la ira cuenta, su opinión cuenta, su decisión cuenta, amen.

El Nacional

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