Carta de los Lectores Opinión

Creatividad fuera de agenda

Creatividad fuera de agenda

Yesika Florentino

La radio y la televisión desde sus inicios han gozado de aceptación por parte de un público que encuentra allí una diversidad de contenido que, según sea el caso, suple sus demandas de información o entretenimiento.

Ambos medios de difusión han sido plataformas importantes que han proyectado a la fama a miles de personalidades alrededor del mundo, pertenezcan o no a los medios pues, incluso aquellos que no son de uno ni del otro, los han usado para darse a conocer y con ellos, sus talentos o ideologías.

En República Dominicana la historia no ha sido distinta, al menos hasta los últimos años donde el contenido que se difunde en radio y televisión parece haber perdido creatividad y profesionalismo, huérfano de autenticidad, calidad y respeto al oficio, al público y a las plataformas de comunicación.

Ahora, bajo el pretexto de que “eso es lo que vende”, no es extraño ver y escuchar a figuras en medios de comunicación local hablando mal de otros y ventilando vidas privadas como si fuesen temas de interés nacional, creando chismes, enemistades y conflictos que, en algunos casos, han provocado agresiones entre llamados “comunicadores” en los mismos espacios donde trabajan.

A la radio y la televisión se le suma la plataforma de Youtube, los Podcast y redes sociales, donde no hay día que no se ventile un chisme nuevo y las tendencias están marcadas por este tipo de contenido.

El celo a la creatividad y el profesionalismo que antes reinaba en la mayoría de programas dominicanos hoy parecen estar fuera de agenda, la prioridad es tirarse los trapitos al sol aunque eso implique denigrar o difamar a otra persona.

Lo peor es que, incluso, algunos que mostraban respeto por su oficio han caído en la sabana del “chismoteo y la vaga palabrería” solo para mantenerse vigentes.

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¿Son responsables las figuras frente a las cámaras y micrófonos, o los productores que definen el contenido a presentar al público? ¿Tiene la culpa el sistema o las familias que han olvidado el sentido de una buena formación en valores para que sus hijos, una vez sean adultos, sepan mantener en alto lo aprendido? ¿O son culpables los organismos responsables de monitorear lo que se difunde? Tal vez sea una mezcla de todo.