En la actualidad, la radio dominicana atraviesa un momento muy desagradable, debido a la falta de contenido sustancial que ha arrastrado consigo esta era digital.

Y no es que la digitalización ha venido a dañar. No, es que nosotros no hemos sabido aprovecharla para obtener de ella los recursos que no solo nos favorezcan a nosotros sino a toda la audiencia.

Pues en lugar de ofrecer programas enriquecedores, muchos comunicadores, si así se les puede llamar, han adoptado un enfoque centrado en las noticias y controversias personales no solo de los artistas sino de ellos mismos, generando un contenido sumamente pobre.

La tendencia ahora es convertir a los “comunicadores” en las noticias mismas desplazando el análisis y la variedad de contenidos.

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En lugar de brindar información diversa y entretenimiento de calidad, los nuevos programas y plataformas digitales se han sumergido en un terreno donde las peleas entre sus talentos acaparan la mayor atención.

Ya no son los artistas la noticia sino los propios conductores de programa que durante una o dos horas al aire se dedican acabarse uno con otros, yéndose incluso a temas personales.

Este cambio hacia lo personal ha generado un ambiente tóxico en la radio, donde los ataques son constantes y recurrentes al sensacionalismo.

Es como que, si los productores no estuvieran haciendo su trabajo de llegar con un guión estructurado.