POR: Euclides Gutiérrez Félix
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Bien por Danilo (II)
En nuestra columna anterior, rectificando algo que habíamos afirmado en relación con la Conferencia de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Centroamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en La Habana, Cuba, en los finales del mes de enero del corriente año, y refiriéndonos a las declaraciones que en relación con Haití y la República Dominicana habían hecho públicas como autores de las mismas al presidente Maduro de Venezuela y el presidente Raúl Castro, de Cuba, ignorábamos que las declaraciones de Raúl Castro, particularmente, habían sido distorsionadas y sacadas fuera de contexto, como acostumbran hacer los mercenarios del periodismo internacional pagados por las grandes naciones capitalistas; y en esa columna anterior hicimos saber lo que realmente sucedió.
El llamado primer ministro de San Vicente y las Granadinas, un tal Ralph Gonsalves, de acuerdo con el mandato de sus amos, lo que había planificado era que la conferencia hiciera un pronunciamiento contra la República Dominicana, acusándonos de racismo y discriminación contra el pueblo haitiano. Ese proyecto, ruin, divorciado totalmente con la realidad histórica de nuestro pueblo y de sus relaciones con Haití, fue impedido de llevarlo a la realidad, porque Raúl Castro, presidente del país anfitrión, se negó rotundamente con la responsabilidad propia de un hombre de su trayectoria y terminó reducido a una simple acusación del señor Gonsalves que Danilo Medina, presidente de la República Dominicana, discípulo de Juan Bosch, nuestro compañero y militante de mucha experiencia, enfrentó y desautorizó, dejando establecida la absoluta e incuestionable verdad.
¡Bien por Danilo! Allá en Cuba y aquí, ahora, cuando ha sometido al Congreso dominicano el Proyecto de “Ley que establece un régimen especial para personas nacidas en el territorio nacional inscritas irregularmente en el Registro Civil dominicano y sobre naturalización”, que al día de hoy, lunes 26 de mayo, fue conocido en la Cámara de Diputados y luego en el Senado y aprobado por aplastante mayoría o unanimidad, que ya fue convertido en ley por el Poder Ejecutivo.
Este paso dado por el presidente de la República ha recibido el apoyo casi unánime de todas las fuerzas públicas de la Nación, así como los sectores sociales, económicos e industriales, que representan auténticamente a la nación dominicana y al derecho soberano que tenemos como estado republicano, organizado bajo aquella consigna gloriosa del 27 de febrero de 1844, invocada por Francisco del Rosario Sánchez, cuando enhestó la bandera tricolor en el Baluarte de El Conde: ¡Dios,
Patria y Libertad!
Saludamos y agradecemos la actitud responsable y firme del general Raúl Castro Ruz, presidente de la República de Cuba, el hermano pueblo antillano, tan estrechamente ligado a la historia dominicana desde aquel gesto valiente e intrépido de Hatuey, el cacique indómito, que en la génesis de nuestra historia abrió esa senda de hermandad con el pueblo cubano.