Reportajes

Cuando la electricidad sólo se usaba para alumbrar calles y viviendas

Cuando la electricidad sólo se usaba para alumbrar calles y viviendas

La electricidad se introdujo en el país para iluminación. Carecía este fluido de los usos a los cuales se dedicó más adelante en el curso del siglo XX.

Y es explicable, pues desde 1893, año de la importación de la planta usada en el muelle capitaleño, sólo se aplicaba a “dar luz en horasdurante las cuales ya estaba oculto el Sol”. Otros usos y aplicaciones, refrigeración, emisión y recepción de ondas radiofónicas y de televisión, lavado de ropas y utensilios de cocina, cocción de alimentos, movimiento de máquinas industriales, no se habían inventado.

O inventados algunos aparatos, -como el de la telegrafía introducida en el país hacia 1878-, dependían de pilas recargables con movimientos mecánicos o soluciones químicas.

Esta afirmaciónsobre el aprovechamiento de la energía eléctrica en el país, tuvo excepciones.
Una de ellas la constituyó el molino de maíz importado por Domingo Rodríguez hacia 1893, para instalar en San Juan de la Maguana. Tuvo la necesidad de montar un hidrogenerador eléctrico a partir de las aguas del río San Juan. La turbina destinada a mover el generador fue la obra, en madera, de un artesano de las Antillas Menores que le envió el Presidente Ulises Heureaux, interesado en saber los resultados de dicho empeño.

Rodríguez logró proveer electricidad para su molino y luz para su casa y negocio.
La otra excepción se encuentra en la intramontaña comunidad de Peralta, provincia de Azua. El precursor se llamó Bienvenido Barias, rico propietario de cacaotales y cafetales en la zona montañosa. Deseoso de incrementar los precios a los cuales vendía sus productos, decidió instalar factorías y molinos movidos por fuerza eléctrica.

A principios del siglo XX, Barias montó una turbina en el río Jura, en el lugar hoy conocido como Esperanza. La turbina, importada, movía un generador que impulsaba los molinos en sus almacenes. Además, recibía energía para la iluminación de su vivienda.

A poco, Barias daba luz, también, a sus compueblanos. Por esa época, sin embargo, comenzaba la manía del dominicano de no pagar el consumo de energía eléctrica. Barias cortó el servicio a la población.

Más tarde, hacia el final del decenio de 1930, Dilio Saviñón le propuso a Barías operar su sistema para vender el fluido a la comunidad. Sin embargo, fruto de las condiciones climáticas, el río Jura dejó de mover la turbina con la continuidad requerida para suplir la venta de energía.

Por ello, Saviñón adquirió un motor movido por combustible diesel, que operó hasta los años del decenio de 1950, cuando la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) adquirió las pequeñas plantas pueblerinas y dio inicio a la concentración del servicio, tanto en cuanto a la producción como la distribución y venta.
Fuera de estas dos experiencias, en todos los demás pueblos, las plantas fueron montadas para dar luz en las noches.

En1910, el Ayuntamiento de Samaná compró, previa Resolución aprobatoria, una planta destinada a proveer alumbrado público; en 1911, el Ayuntamiento de San Pedro de Macorís votó una Resolución por medio de la cual autorizaba a Herbert B. Rust a montar, a orillas del río Higüamo, dos plantas de 100 kilovatios cada una, la una para dar el servicio y la otra para sustituir la primera en caso de emergencia, movidas ambas por motores de combustión interna; en 1916, el Ayuntamiento de La Romana contrató con la empresa Alsina & Planas, la instalación de una planta eléctrica para dar servicio de iluminación pública y en viviendas, cobrable por medición del suministro; en el mismo año, el Ayuntamiento de Dajabón compró planta eléctrica y en 1917 emitió una Ordenanza para el cobro forzoso de los usuarios, que incluía la gravación de una hipoteca sobre la propiedad y hasta el encarcelamiento a razón de un día de encierro por cada peso dejado de pagar.

En la capital, mientras tanto, el gobierno militar de las fuerzas estadounidenses, montaron planta eléctrica individual para el servicio del hospital público.

En 1920, la empresa Noboa & Recio montó planta eléctrica para sus propios negocios, aunque paró dando servicio por cuenta del Ayuntamiento para la iluminación de las calles; y San Juan de la Maguana, cuyos habitantes para trasladarse a la capital viajaban al puerto azuano, decidió copiar una instalación similar.
Su Ayuntamiento compró planta a la firma H. H. Gosling de Santo Domingo, por la suma de US$2,360, pagaderos cuando la firma vendedora entregara la planta y la pusiese a funcionar a plenitud y satisfacción de los sanjuaneros.

Esta relación podría continuar, pueblo por pueblo. Por razones de espacio, sin embargo, debo señalar que cansado, Rafael Leonidas Trujillo, de pedir la expansión del servicio a la Compañía Eléctrica de Santo Domingo, decidió negociar su adquisición y constituir la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE).

EL DATO

Desde los años iniciales
La prestación del servicio de energía eléctrica para iluminación, ya existía la propensión a evadir el pago al suplidor, como pudo comprobar don Bienvenido Barías en Peralta.

El Nacional

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