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Cuentas del rosario

Cuentas del rosario

Luis Pérez Casanova

Un cotejo de las informaciones sobre el malestar en la Cámara de Cuentas desvela una conspiración contra su presidente Janel Andrés Ramírez Sánchez, aupada por sectores interno y externo, con un propósito que parece claro: bloquear la revisión de auditorías maquilladas que comprometen a exfuncionarios, como reconoció el pasado titular de la entidad, Hugo Alvarez Pérez, y preservar la actual estructura burocrática. O dicho de otra manera: allanar el camino a la impunidad.

El órgano fiscalizador ha estado paralizado por una lucha en torno al curso de auditorías cuestionadas. Bajo el alegato de que revisarlas sería atentar contra la continuidad del Estado, la vicepresidenta Elsa Catano, la secretaria Tomasina Tolentino y la miembro Elsa Peña se habían atrincherado contra Janel Ramírez y Mario Fernández Burgos.

Como las decisiones se adoptan por consenso nada se podía hacer. Es en medio de esa situación que salen a relucir las denuncias de acoso laboral (en principio se decía sexual) formuladas por dos empleadas y la alarma de legisladores opositores con el objetivo de desacreditar a su presidente y a la entidad.

Puede ser mera coincidencia, pero no pasa inadvertida la comunicación en la que la secretaria Tolentino de Mckenzie acusó al presidente de tomar decisiones arbitrarias, desconociendo las funciones y opiniones de los demás miembros. La funcionaria se inhibió de participar en una investigación sobre la gestión de Donald Guerrero en el Ministerio de Hacienda bajo el alegato de que había sido subalterna suya en la institución. Y un senador llegó a plantear que se investigue el consumo de Janel Ramírez en refrigerios.

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Con los acuerdos entre los miembros, primero entre tres y después entre todos, para trabajar unidos y fortalecer la institucionalidad el panorama en la Cámara de Cuentas parece que comienza a despejarse.

El primer pacto establecía un compromiso al servicio de la transparencia y la institucionalidad y la revisión exhaustiva de las auditorías por un personal distinto al actuante en las anteriores.

Por supuesto la querella por supuesto acoso laboral contra el presidente tiene que investigarse a fondo, porque es posible que el caso arroje mucha luz sobre un malestar que tiene como trasfondo auditorías del pasado y del presente en la Dirección de Aduanas, la JCE, Educación, Hacienda, Cancillería, Salud Pública, Obras Públicas, Punta Catalina y otras.

La cuenta del rosario puede ser más larga. Pero la relación y el giro reflejan con evidente claridad que desacreditar a la Cámara de Cuentas restaría validez a los hallazgos, sobre todo los escándalos, en las investigaciones, con todo y que a la postre solo sirvan para consumo de la opinión pública.