Recuerdo cuando don Juan Bosch seleccionó a Leonel Fernández como candidato presidencial. Yo estaba tan feliz que saltaba. !Por fin un joven (joven), de la clase popular (de la clase popular), iba a ascender al a presidencia y devolverle al país los postulados de la Constitución del 63 y el programa del 1J4 del 1959!
No podíamos imaginar en ese momento que Leonel se deslumbraría con el neoliberalismo y comenzaría a vender las empresas del Estado, que a pesar de sus malos administradores seguían siendo del Estado, es decir propiedad del pueblo dominicano.
Cuando vendió los ingenios a unos mexicanos que luego que sacaron sus cuartos se fueron, dejando tras de sí a infelices cañeros que murieron sin recibir su pensionscita de cinco o mil pesos al mes. Y cuando designó a Balaguer como “padre del a democracia”, cuando aún llorábamosl los diez mil (diez mil) jóvenes que asesinó ese régimen, y el hecho de que el DNI se nutrió del SIM y dejó escapar a los asesinos de las Hermanas Mirabal, un profundo desencanto se fue apoderando de nosotros.
Algo tenía Leonel de bueno. Era un intelectual, o quería ser un intelectual, un mecanismo al cual recurren los muchachos de las clases populares para ganar cierta dignidad frente a la oligarquía dominicana. Danilo no podía enarbolar ese galardón y los Tucano y Odebrecht dieron al traste con su gobierno.
Hoy sabemos que su hermano era un corrupto y que otros miembros de su familia participaron en robos masivos, aunque como Balaguer él decía que la corrupción se paraba en las puertas de su despacho, algo que un familiar mío corroboró que no era cierto. Lo mismo que Pinochet, hoy otra vez en boga.
Ansiosos esperábamos el arribo de Luis Abinader, a quien llamaban la tayota porque supuestamente era inodoro, incoloro e insaboro. Falsas presunciones.
Abinader vivió en los Estados Unidos desde los ocho años. Hizo todos sus estudios allá y es un norteamericano por formación. El hecho de que fuese elegido por los Cisneros y los Fanjul como su candidato, y que Pompeo, jefe del a CIA, viniera a aclararle al PLD que él era el escogido por USA, durante sus primeras elecciones ya decía con claridad lo que podíamos esperar ideológicamente de Abinader.
Es trabajador, es innegable, tiene cara de niño bueno y una sonrisa que desarma, pero lo que se ha permitido hacer a nombre nuestro es inaceptable, como dejarse manejar por un presidente tan desacreditado en su país como mentiroso patológico y ligado con un pedófilo, como lo es Donald Trump.
Desconocer la herida del 65, los muertos de la invasión y, servir de base contra Venezuela, ha rebosado el vaso.

