Hay defensas que matan. Peor no pueden haber sido las “justificaciones” del director de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) para evadir los graves señalamientos que se han hecho a la reconstrucción del hospital Darío Contreras.
No es verdad que las denuncias formuladas puedan ser atribuidas exclusivamente a “intereses políticos y económicos”. Tampoco pueden ser reducidas a “pequeñeces y detallitos” las importantes anomalías expuestas públicamente.
La gravedad del caso impone la realización de una auditoría técnica, legal y financiera de la obra de reconstrucción.
Con las declaraciones ofrecidas por el director de la OISOE queda claro que la declaratoria de urgencia de la reconstrucción del hospital mediante una resolución firmada por el propio incumbente de la OISOE se hizo con el propósito de eludir la licitación mediante el procedimiento ordinario a la que obligaba la Ley 340-06 de Compras y Contrataciones Públicas. Al eludir dicha licitación el director de OISOE pudo contratar la obra prácticamente grado a grado utilizando el mecanismo de licitación restringida. Se justificó la declaratoria de urgencia señalando que la obra debía ser confiada a especialistas. Ya se sabe que los “especialistas” contratados por la OISOE colocaron la morgue al lado del comedor y no instalaron lavamanos en áreas vitales del centro hospitalario.
Hasta prueba en contrario, parece que la reconstrucción del Darío Contreras pasará a formar parte de la larga lista de obras sobrevaloradas por el presente gobierno, que van desde las escuelas del 4% hasta las plantas de carbón de Punta Catalina.