Muchos años después dos grandes acontecimientos que han marcado la historia, como la explosión del Maine y el bombardeo japonés a la base naval estadounidense de Pearl Harbor, están todavía rodeados de nebulosa. El Maine era un acorazado fondeado en la bahía de La Habana, con 355 tripulantes, que tras atracar el 25 de enero de 1898, sufrió una explosión el 15 de febrero de 1898. Al menos 266 perdieron la vida, pero de los 26 oficiales, 18 sobrevivieron. Más que un acorazado el buque, imponente, parecía una fortaleza flotante en el puerto.
La explosión del acorazado habría sido por la detonación de toneladas de pólvora, pero Estados Unidos, que había mostrado interés en comprar las islas de Cuba y Puerto Rico, responsabilizó a España, a la que exigió una indemnización para no declararle la guerra. No hubo arreglo, por lo que el Gobierno norteamericano se involucró con el apoyo a los mambises, que en 1895 habían reiniciado la lucha por la independencia. Hoy no se tiene claro si la explosión fue un accidente o un atentado, pero de lo que no cabe duda es de que fue una provocación fondear la embarcación en la bahía de un país en guerra. Con el triunfo de los independetistas Estados Unidos asumió Borinquen, Filipinas y Guan como botín de guerra.
El bombardeo japonés de Pearl Harbor, el domingo 7 de diciembre de 1941 es, según todas las versiones, la célebre crónica de una muerte anunciada. Todos sabían en Estados Unidos que la nación asiática preparaba el ataque, pero nada se hizo para evitarlo. La lectura que siempre se ha tenido del acontecimiento es que los norteamericanos, que estaban muy divididos en torno a la entrada en la Segunda Guerra Mundial, necesitaban un sólido pretexto que justificara la intervención. Por supuesto había que guardar las apariencias y por el aparente descuido rodaron las cabezas de los dos comandantes en la base.
Si la explosión del Maine todavía fuera un accidente, fue el motivo para el Gobierno estadounidense involucrarse en la guerra por la independencia Cuba; el bombardeo japonés lo fue para participar en la Segunda Guerra en apoyo a los aliados. Ambos acontecimientos tienen también en común que de no ser por la llegada de las tropas estadounidenses es posible que la secesión de Cuba hubiera tenido que esperar, sabrá Dios por cuánto tiempo. Los soldados españoles, como reconoció el general Máximo Gómez, combatían como verdaderas fieras humanas en el campo de batalla. Sin equipos bélicos suficientes y con una gran escasez de alimentos Inglaterra estaba a punto de caer frente a la ofensiva alemana. Y Rusia, a pesar de su feroz resistencia, estaba en las mismas condiciones.
Quizás te pueda interesar leer:https://elnacional.com.do/cierre-con-broche-de-oro/