Director del Instituto de Dignidad Humana, P.N.
Cuando hablamos de derechos humanos nos estamos refiriendo al conjunto de prerrogativas consagradas en las leyes que nos corresponden por el sólo hecho de nuestra condición humana, sin importar el sexo, la nacionalidad, el color de la piel, nuestra creencia religiosa, la posición social, económica o cualquiera otra condición que pudiéramos tener en un momento dado.
De estas ideas podemos colegir que los miembros de la Policía Nacional también son titulares de estos derechos universales.
Sin embargo, cuando abrazamos el oficio de policía debemos estar conscientes que hemos aceptado que para servirle a la patria gran parte de nuestros derechos fundamentales se limitan o se suspenden, es por esta razón que renunciamos al derecho político de elegir y ser elegidos, renunciamos a la libertad de tránsito, porque desde que somos policías ya no podemos desplazarnos libremente sin la debida autorización de los superiores; también renunciamos a la libertad de creencias, porque desde que ingresamos a la institución ya somos parte de un sistema que no podemos contrariar.
La legislación dominicana no prohibe a los policías el derecho de asociarse, pero como el ejercicio de este derecho tiene muchas veces sus implicaciones políticas, en nuestro medio no es posible la existencia de un sindicato de policías, como ocurre en otros países como España por ejemplo, donde se permiten los sindicatos de policías. En la ciudad de New York los policías dependen del Alcalde y también se les permite el derecho a sindicalizarse.
Hay muchos otros países donde se les permite a los policías el derecho político de ejercer el sufragio, quizás nuestra sociedad no esté preparada en este momento para vivir esta experiencia; sin embargo, es posible que en un futuro no muy lejano los profesionales de brindar la seguridad ciudadana puedan ejercer el sagrado derecho de elegir y ser elegidos, por supuesto, de manera reglamentada.
Los miembros de la policía son ciudadanos muy especiales, que les está vedado el ejercicio de ciertos derechos, sin embargo, son el resultado de nuestra cultura y de nuestro pasado, los policías al igual que todos los seres humanos tienen sentimientos y debilidades, tienen sus padres, esposas, hermanos e hijos, además, padecen las mismas vicisitudes del ciudadano común.
El horario de trabajo de los policías no está claramente definido en ninguna norma jurídica nacional, en la práctica esto depende muchas veces de las circunstancias y de la soberana decisión de los superiores.
En lo que respecta a las mujeres policías el asunto es más complejo, por la naturaleza de estas servidoras públicas, que en determinadas ocasiones están embarazadas o en período menstrual realizando un servicio de patrulla bajo un candente sol tropical; no obstante estas limitaciones, las mujeres policías rinden un gran servicio a la institución y a la sociedad.
La profesión de policía es una de las más difíciles, ya que a este servidor público se le exige mucho, se les exige capacidad, honradez y laboriosidad, a pesar de esto, en muchas ocasiones la misma sociedad que le exige estos atributos los discrimina y algunas personas llegan al extremo de considerar al policía como un ser inferior.
Si queremos ser justos, tenemos que admitir que en ciertas ocasiones somos testigos de actuaciones policiales condenables, que la institución se ve precisada a sancionar y hasta expulsar a sus miembros, sin embargo debemos decir también, que la gran mayoría de los hombres y mujeres de uniforme son personas honorables con una gran vocación de servicio, personas de origen muy humilde que han elegido esta profesión como un medio de superarse y de vencer las adversidades de la vida. Los policías muchas veces tienen que recurrir al pluriempleo para poder cumplir con sus responsabilidades familiares, y en algunas ocasiones a la benevolencia de sus amigos.
Los miembros de la policía son hijos del pueblo, nacidos de las mismas entrañas de nuestros barrios y de nuestros campos, algunas personas dicen que en el período de la guerra fría, los cuerpos policiales de los países de América Latina eran utilizados como instrumentos de represión política, para perseguir las ideas, pero en la actualidad esa es una etapa superada, a pesar de que personas que fueron víctimas de ese pasado ominoso no han comprendido que los cuerpos de policías han evolucionado y que hoy día su misión principal es prevenir y combatir el crimen en todas sus manifestaciones.

