Opinión Articulistas

Diáspora y apátridas

Diáspora y apátridas

Fernando A. De León

Ahora a los que vivimos en el exterior, nos llaman diáspora. Neologismo, metáfora, metonimia o como quiera llamársele, lo utilizan indistintamente, intelectuales, periodistas, funcionarios y otros sectores.
El término en cuestión suena bien; nos gustan los vocablos sofisticados, y así como los gobiernos fantasean con proyectos improvisados y no bien planificados. Con cierta vanidadtratamos de aparentar que somos ilustrados; por ello siempre inventamos.

En cuanto al uso de ciertas grafías nos gusta lo que es más sonoro y hasta cierto punto fácil de emplear, sin internarnos en el verdadero origen de lo que decimos. No investigamos ni acudimos al estudio de los diccionarios de dudas, en busca de la real etimología de las palabras que manejamos.

No somos Dominican York y mucho memos diáspora. Viajamos con regularidad a nuestro país y enviamos remesas. Tenemos un lar al que retornamos cuando queramos. Hemos huido en busca de idóneos horizontes y estamos dispersos, no por total abandono, sino porque las inequidades y exclusiones nos expulsaron.

Pero hay más. Aunque somos neófitos en la materia entendemos que, en lo de diáspora, hay aristas similares con el apátrida. Sí, porque prácticamente tener patria tiene una relación biunívoca, es decir, la tengo y ella me protege; el estado me ampara y me otorga derechos.

Si no se cumple con esto entonces, ¿Vale la pena tener patria y de modo chovinista considerarnos patriotas?
Recordemos que patria viene a ser padre o protector. Se dice regularmente: la patria potestad. Cuando se elabora una obra en favor de los demás o de alguien, se considera que se hace patria. No por placer, la mayoría buscamos otros horizontes.

Creemos que la patria no solo es el terruño donde nacimos; las gentes y los encantos de la tierra que añoramos y amamos. Si el Estado y gobiernos nos excluyen, y tampoco recibimos la protección de las entidades profesionales a las que pertenecemos, para muchos de nosotros estimar que tenemos patria, es condicionarnos y ser ilusos.

Ello es diferente a ser auténticamente nacionalista. Podremos decir que en cierto modo, hay apatridia. Y, si como “escapamos” de las desigualdades; hay afinidad con lo antes expuesto. Si cabe el término, si somos “diasporizados”. De algún modo, también apátridas.