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Dictaduras populares

Dictaduras populares

La definición politológica de dictadura dista de sus caracterizaciones habituales. Aparte de su abierta violación a los derechos humanos y civiles, la percepción es que son impopulares; pero no es tan así.

Hitler, Mussolini, Franco, Trujillo y Pinochet fueron muy populares. El poder y las influencias de Hitler y Mussolini desaparecieron con ellos. En España, Franco dejó al Partido Popular (PP) como mutación democrática que comparte el bipartidismo con el Partido Obrero Español (PSOE).

El trujillismo se prolongó en los gobiernos de Balaguer y comenzó a declinar con el deterioro físico del líder, y actualmente está en proceso de extinción.

El mundo juraba que con la apertura democrática de Chile y la pérdida de las elecciones del partido de Pinochet más su muerte, su influencia había desaparecido.

Con el rechazo masivo a una nueva constitución se confirma que el fantasma del General sigue rondando dentro de una mayoría que nadie se esperaba.

Es por eso que las ciencias políticas no le llaman dictadura a ese tipo de régimen sino gobierno de fuerza. La dictadura sería una minoría gobernando a la mayoría.

Por: José Café

Reelección de Abinader
Siempre se ha dicho que cuatro años para un presidente no es suficiente, e incluso soy partidario de los que creen esa tesis. Entiendo necesario modificar la Constitución para que el mandato de un gobierno constitucional sea de 6 años como otros países de la región lo modelan.

Pero sin embargo creo pertinente que no es bueno tener en una tensión a la población si el presidente va o no va, aunque al presidente actual Luis Abinader le corresponde presentarse a otro período constitucional ya que la Constitución se lo permite, y si el pueblo lo considera pertinente darle otra oportunidad.

Las instituciones del estado se desestabilizan, los ministros y demás funcionarios se enfocan en la imagen del presidente queriendo una nueva reeleccción pensando en su bienestar cuando suenan los tambores a dos años de gobierno.

El gobierno comienza a contratar nuevos compañeros, las erogaciones y flujos de los dineros comienzan a verse a favor de ese partido que está en el gobierno.

No es saludable para un país en vía de desarrollo tener a los partidos, a la sociedad a la clase política y las iglesias en una tensión si el presidente se va a reelegir, porque esto crea un estado de desequilibrio al país.
Por: Rafael Féliz

El Nacional

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