
vista parcial de parte de las ruinas de la estructura. se ven pozos y parte de los muros./Foto Jorge González
De todas las ruinas de ingenios azucareros en el país las de Diego Caballero, en San Cristóbal, son quizá las de menor presencia, porque aunque conservan una buena cantidad de estructuras, la mayoría de estas tienen pocos pies de altura o se encuentran al ras del suelo.
Cualquiera que pase por el lugar donde se encuentran seguirá de largo si no ve el letrero que informa que en esa finca sin alambrada están los restos de lo que en tiempos coloniales fue el ingenio Diego Caballero, situado a pocos minutos del ingenio Boca de Nigua, en la localidad del mismo nombre, en San Cristóbal.

Este ingenio azucarero fue construido en piedra y lo que queda de algunas de sus estructuras a penas alcanza los tres o cuatro pies de altura, sin embargo las divisiones, canales y construcciones en formas cuadrada y circular, de piedras y ladrillos, dan una visión de lo imponente y majestuoso que fue.
Aquí se pueden ver, con mucha claridad, los canales de abastecimiento de agua para el molino, los restos de paredes y cimientos de mampostería, un pozo y su pileta. Además los hornos y las bases paro los grandes calderos.
Sin verjas, sin vigilancia apenas con un letrero de identificación, esta área se encuentra a la desprotegida. Los lugareños dicen que es bueno alejarse del lugar lo más rápido posible ya que los atracos son frecuentes por la inexistencia de la vigilancia en el lugar y toda la zona.
Te puede interesar leer: Engombe un atractivo turístico sin provecho
Al igual que Palavé, Engombe y Boca de Nigua las ruinas coloniales del ingenio Diego Caballero, construidas en la era de la colonia española, y siendo monumentos nacionales y declaradas patrimonio de la humanidad por las Naciones Unidas no son muy conocidas en el país, y reciben pocas visitadas de turistas extranjeros.
Diego Caballero
Los documentos coloniales de la época afirman que este ingenio era propiedad del regidor y primer secretario de la Real Audiencia de Santo Domingo, Diego Caballero de la Rosa, en el año 1538.



Sobre un terreno de topografía irregular en un alto desde donde se dominaba parte del mar Caribe, el que fuera el ingenio más importante de los que existieron en Nigua, y el más moderno para su época, ya que tenía sistema hidráulico, ahora parece ser en un solar baldío.
Reflexión
Un país que se perfila como líder del turismo en la región y trata de convertirse en un referente para los turistas que busquen algo más que playa, sol y arena, debería desde ya iniciar el rescate de los monumentos coloniales más emblemáticos y llenos de historia como son los antiguos ingenios coloniales.

Inversión
Según datos de la época colonial, este ingenio costó 20,000 ducados. Incluyendo la construcción del ingenio con rueda hidráulica, canales de agua, 60 casas de piedra y madera con techos de hoja de palma cana y una iglesia. También estaban en la inversión las grandes extensiones de tierra sembrada de todo tipo de productos para la alimentación de los esclavos y la población española que vivía aquí.



