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Discapacitados moldean su futuro en el barro

Discapacitados moldean su futuro en el barro

 Yamasá, Monte Plata.- En una fresca terraza de aquí  un maestro artesano orienta a más de una veintena de alumnos que tienen el firme propósito de aprender a dominar el barro y convertirse en entes productivos. Una mirada más detallada al grupo revela que, aunque tienen distintas edades, comparten su condición de vivir con alguna discapacidad. Unos sufrieron poliomielitis en la infancia, otros son sordomudos, algunos tienen discapacidad intelectual, una sufre del Síndrome de Down, mientras que otros tienen serias lesiones fruto de choques automovilísticos. Para muchos de ellos estas discapacidades han sido obstáculos para su desarrollo social y económico.

A un extremo de la mesa de trabajo Roberto de Paula, de 34 años, esculpe concentrado, con sus dedos algo deformes, un jarrón mientras relata sus sueños de convertirse en artesano para ganar su propio sustento, ya que a su edad todavía vive con sus padres. Las lesiones que le dejó la poliomielitis que lo afectó cuando tenía un año le impiden caminar, pues sus piernas son encorvadas y pequeñas. Se moviliza prácticamente gateando, usando sandalias en sus manos.

Sin apartar la vista del barro, Roberto relata que fue a sus 18 años que pudo inscribirse en la escuela, pues como se crió en una apartada zona montañosa y por sus problemas de movilidad, le era imposible estudiar en el centro que quedaba muy lejos de su casa. Tras el primer paso continuó sus estudios y cuenta con orgullo que nunca tuvo que repetir. Por dificultades económicas se vio obligado a detener su preparación universitaria en educación. La falta de dinero frenó por algunos meses su lucha de superación.

“Yo siempre estaba solitario, pensando. Después dije, ‘a ver lo que encuentro porque no quiero ser una persona nada más vagando en la calle’, entonces encontré este curso”, expresó.

A la izquierda de Roberto está un tocayo suyo de apellido Liz, delgado pero enérgico muchacho de 29 años que ha padecido profundas depresiones tras perder una pierna hace poco más de un año en un accidente de tránsito. Él iba en una passola cuando chocó con un camión en la carretera que une el distrito municipal Los Botados, donde vive, con Yamasá.

El accidente se llevó, además de la pierna de Liz, a la mayor parte de los que se decían ser sus amigos, así como la posibilidad que pudiera seguir ganándose la vida como pintor de edificaciones. Su discapacidad ha disminuido enormemente su poder adquisitivo, su calidad de vida y su felicidad.

“Yo deseaba ver la muerte constantemente. Yo decía, ‘Dios mío, Tú no puedes dejarme vivir hasta los 60 años’”, dijo el joven que tiene tres hijos.

Pero tras tocar fondo e intentar dos veces acabar con su existencia, este Roberto le dio una oportunidad a la vida. Hace siete meses que labora  en un taller de artesanía de Ramón Guillén, haciendo piezas con moldes; y desde hace cinco semanas que aprende del profesor Jesús Guillén,  las técnicas  para esculpir el barro.

Ahora que Liz encontró una oportunidad de renacer, no quiere dejar de aprovecharla.

Se proyecta con un futuro prometedor, tiene fe en que lo va a lograr porque está invirtiendo mucho tiempo y ganas.

“Mi pensamiento es poner mi taller poco a poco. Al principio haré amuletos y los venderé en la calle”, dijo esperanzado. Su tocayo y otros de sus compañeros anhelan también  un ingreso digno y la maravillosa sensación de sentirse útiles y productivos, elementos que nunca han tenido la mayoría de los discapacitados en la sociedad.

Integración

El encargado de impartir el curso, el artesano Jesús Antonio Guillén, explicó que al término del curso los alumnos estarán en capacidad de elaborar suvenires de diferentes formas y tamaños que pueden ofrecerse al turismo y por ende generarán ingresos.

 “Muchas veces las personas especiales son olvidadas, no se les da la oportunidad de preparación y se les aísla de la sociedad. En este caso ellos se sienten acogidos y tienen el interés de estar aptos para la producción”, precisó Guillén.

Explicó que los alumnos tienen mucho interés, son dinámicos, están alegres porque tienen libertad de expresión.

“Lo que utilizamos como materia prima, que es el barro, sirve de terapia. Una vez que uno se compenetra con el barro tiene que olvidarse del mundo exterior, concentrarse en lo que es la integración con el barro mismo”, expresó el maestro.

EL DATO

 Taller

El taller es parte de las acciones de creación de capacidades que desarrolla el programa Progresando con Solidaridad, de dirige como coordinadora del Gabinete de Políticas Sociales la vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño de Fernández.

Se imparte en el taller Hermanos Guillén, de Yamasá, centro de tradición en la formación de artesanos.Tras este curso de 120 horas, Progresando con Solidaridad no abandonará a su suerte a los participantes, pues les proporcionará facilidades para la creación de microempresas o para que puedan apoyarse de cooperativas en las que encontrarán préstamos y orientación, explicó Virgilia Reyes, encargada de capacitación de la regional Valdesia de esa iniciativa social.

El Nacional

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