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Dolorosa secuela: Invasión EE.UU.

Dolorosa secuela: Invasión EE.UU.

La resistencia del dominicano que se plantó con los puños frente a un soldado estadounidense que portaba un fusil es la expresión más simbólica del repudio a la ocupación militar de 1965. El dominicano, un hombre del pueblo, se negó a recoger basura, como se le había ordenado, y no vaciló en mostrar su determinación de enfrentarlo con los puños.

La expresión sintetiza la historia de grandes contiendas en que los dominicanos han defendido la nacionalidad con más coraje que armas convencionales. La ocupación estadounidense de 1965, que comenzó un 28 de abril con el desembarco de miles de soldados, es una mancha que 57 años después no termina de borrarse.

Los yanquis, por el supuesto temor de que la revuelta que se había iniciado el día 24 derivara hacia un régimen socialista, al estilo Cuba, frustraron los anhelos de libertad, bienestar y democracia de los dominicanos.

Los militares que depusieron al triunvirato, presidido por Donald Reid Cabral, y los civiles que los respaldaron lo que querían era la reposición en el poder del profesor Juan Bosch, quien en 1963 fue víctima de un golpe de Estado.

Pero un infundado miedo comunista llevó al presidente estadounidense Lyndon B. Johnson a ocupar un país que quería retomar los senderos de la institucionalidad. Las consecuencias de esa intervención han sido tan terribles, que 57 años después todavía laten con intensidad.

El Nacional

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