POR: Domingo Porfirio Rojas Nina
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Los principios de Juan Pablo Duarte y Diez estaban inspirados en nobles ideales de libertad, paz, justicia y equidad. Aquí algunos de sus ideales, entre tantos: “Dios a de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante”. “Los providencialistas son los que salvaron la Patria del infierno a que la tienen condenada los ateos, cosmopolitas y arcopolistas”. ¿Dónde se encuentran los providencialistas de ahora?.
Otro de los pensamientos del Padre de la Patria: “El crimen no prescribe ni queda jamás impune”. ¡Ay Duarte!, la impunidad campea en el país como ave de mal agüero, causante del hambre, enfermedades, pobreza, sueldos de miseria, indigencia en diversos sectores, desigualdad, la deuda externa en más de 32 mil millones de dólares y el costo de la canasta familiar, y pensando que la República le pertenece hasta más allá del 2044.
Otro pensamiento más de Duarte: “Nunca me fue tan necesario el tener salud, corazón y juicio, hoy que hombres sin juicio y sin corazón, conspiran contra la salud de la Patria”
¡Ay Duarte!, tenemos adversarios contra la dignidad de la república. ¡Ay Juan Pablo!, tu grandioso patriotismo se está distorsionando y alejando del verdadero sentimiento de muchos dominicanos que para estos ya no existen, sino otras corrientes, junto a la suma de muchos de sus espurios intereses.
Otro pensamiento: “Vivir sin Patria es lo mismo que vivir sin honor”. ¿Y cuántos están verdaderamente asimilando y cumpliendo este postulado redentorista tuyo, donde ahora se piensa más en lo material, el lujo y lo fácil?. En momentos difíciles de tu fructífera existencia, proclamaste con honor y excelsitud lo siguiente: “Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestro, están todos muy acorde en esta ideas: destruir la nacionalidad aunque para ellos sea preciso aniquilar la nación entera”.
Duarte, aunque algunos pretenden hacerlo, jamás podrán triunfar, pues la inmensa mayoría de los dominicanos y dominicanas, estamos de frente, firmes, decididos a luchar en pos de tus ideales redentores, civilistas y patrióticos. Pero Juan Pablo, estamos dispersos, pocos coherentes, muchos bañados y ahogados por intereses personales, otros con la mezquindad del sentimentalismo y por nada se creen ofendidos, sin rectificar su accionar, olvidando propósitos y fines nacionalistas y acuerdos previos que la susceptibilidad les obnubila muchas veces.
Al referirte al poder y la justicia dijiste: “Todo poder dominicano está y deberá estar siempre limitado por la ley y ésta por la justicia, la cual consiste en dar a cada uno lo que en derecho le pertenece”. Que pena, ahora en la Suprema Corte de Justicia algunos pretenden destruir el Colegio y marginar la abogacía en un proyecto contrario a tus ideales. Es menester, Juan Pablo, poner en práctica comprobable el evangelio de tu honestidad, moralidad, firmeza y nacionalismo. ¡Cuántos hipócritas que al mentarte mancillan tu nombre y obra redentora”.
¡Hay Duarte!, la casa donde naciste y ordenaste venderla por la causa de la República, hoy está en completo deterioro. Felicitamos al presidente Danilo Medina por la defensa magistral a la nación y la soberanía hecha en Cuba. Así se habla señor presidente, en defensa de la verdad.

