El diario El Caribe arriba hoy a sus 65 años convertido en valioso activo de la democracia dominicana a la que ha ayudado a consolidar con su férrea defensa a las libertades públicas, derechos humanos, recursos naturales e irrenunciable esfuerzo por promover pluralidad y objetividad.
Aun durante sus primeros tres lustros, cuando estuvo junto a toda la sociedad, atado a cadena de intolerancia, El Caribe fue escuela de buen periodismo donde se forjaron profesionales de la comunicación que 12 años después se convirtieron en fragua de la incipiente la libertad de expresión.
Los 15 años siguientes fueron de convulsión política que culminaron en cruenta guerra civil y en la segunda intervención militar de Estados Unidos; aciago período durante el cual el matutino, ubicado entonces en la calle El Conde enarboló la consigna Sin favor ni temor, y la proclama bíblica Y conoceréis la verdad y la verdad os hora libre.
Desde siempre, El Caribe ha sido un periódico rico en informaciones y reportajes, entretenido, educativo, con excelentes artículos de fondo, de connotados escritores nacionales y extranjeros, respetuoso de la diversidad de enfoques u opiniones, lo que le ha granjeado aprecio y admiración de sus lectores y de la sociedad toda.
Al arribar a la mentada sociedad del conocimiento o Aldea Global, el fraterno matutino ha estado en primera fila de la innovación tecnológica para convertirse en líder de un grupo multimedia de gran influencia social, pero sin renunciar al armazón ético con el que ha escenificado históricos combates en el coliseo de la historia nacional.
El espacio democrático, que ha logrado ampliarse en los últimos decenios, ha tenido en El Caribe a un soldado leal que desbroza con la espada de palabra escrita malezas de intransigencia para que la semilla de la libertad y de los derechos ciudadanos germine por toda la geografía.
Satisface saber que accionistas, ejecutivos y periodistas se esfuerzan hoy por mantener el buen nombre de ese periódico asociado a su tradición de 65 años de buen periodismo, aun cuando nubarrones de opresión no permitían ver el sol de la libertad.
El Nacional, cuyos fundadores y primeros directores, se forjaron en los hornos de El Caribe, participa hoy del regocijo del diarismo nacional por tan feliz efemérides, y transmite cálidas felicitaciones a su director, Osvaldo Santana, al presidente de la editora de ese periódico, Félix García y a su vicepresidente-tesorero, Manuel Estrella, así como a todo su personal.

