El Hospital Darío Contreras suponía una inversión de RD$ 886.5 millones; finalmente costó RD$ 1,500 millones, una diferencia de 614 millones que difícilmente fueron por error de cálculo o por las típicas salidas de presupuesto. Unos millones se puede entender, más de 600 se torna sospechoso.
Igual de sospechoso que en 2007, cuando nadie sabe dónde fueron a parar los US$ 130 millones de la Sun Land, justo y a tiempo para que el entonces presidente Leonel Fernández ganara las internas del PLD a Danilo Medina quien inmortalizó la frase: “Me venció el Estado”. Surge entonces la pregunta más lógica: ¿Se habrán invertido real y efectivamente ese monto en la remodelación del Hospital Darío Contreras? ¿Cuántas obras más tendrán millones y millones fuera del presupuesto inicial?
Lo más grave, la falta de transparencia. En República Dominicana abunda la corrupción y el desvío de fondos públicos, a falta de una cultura efectiva de rendición de cuentas. De ahí que nuestro país salga tan mal posicionado en las mediciones internacionales, que como un Déjà vu, volverá a indicarnos que vamos por mal camino en medio del intento del Estado controlado por el PLD por imponer la reelección, con todo el costo que esto implique.
Mueve más a preocupación, cuando nos enteramos que la licitación del referido hospital fue declarada de “urgencia” para evadir los procedimientos normales de una licitación, y que la Comisión de Veedores, designada por el propio gobierno, no tuvo oportunidad de ver esa licitación.
El caso del hospital Darío Contreras, con errores lamentables a nivel de diseño y remodelación, es la punta del iceberg de muchas obras y proyectos sobre los cuales existe cuestionamiento de ausencia de transparencia. ¿Será que de nuevo se repetirá la historia, ahora al revés, de el Estado vencerá dentro del proceso interno del PLD?
Se impone una profunda investigación sobre este caso, hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga. La mayoría de los dominicanos estamos cansados del modelo agotado de más diez años de gobierno del PLD, sumido en denuncias de corrupción y probada impunidad. Estaremos vigilantes, a través de la sociedad civil y partidos opositores, como el PRM, colectividad que se ha convertido en una voz de alerta y en instrumento para recuperar la confianza y la democracia en 2016. Lo lograremos.