Opinión Articulistas

El nuevo discurso

El nuevo discurso

José Antonio Aybar

La percepción como narrativa discursiva es un panfleto irrelevante de cara a la realidad política del momento. La validación del discurso político debe estar sustentado en la objetividad, de lo contrario el portador del mismo pone en juego su credibilidad ante un electorado al que ya las palabras grandilocuentes no convencen.

Para las elecciones de mayo próximo los candidatos de la oposición han estructurado un discurso no propositivo, carente de ofertas y permanentemente crítico a las ejecutorias del gobierno que encabeza el candidato a la reelección. En tanto que los actos masivos, las caravanas entusiastas, las grandes concentraciones y los discursos efervescentes son cosas del pasado.

Para algunos la razón es que el panorama está bastante claro, para otros, quienes manejan sus propias encuestas consideran inapropiado cualquier sacrificio en ese sentido. El cortejo a los electores es cosa del pasado, en tanto cobra sentido lo dicho por el filósofo y semiólogo italiano Paolo Virno: “Es imposible cambiar algo que ha tomado la apariencia de la memoria”. El pueblo de a pie diría: “Lo que está a la vista no necesita anteojos”.

Ante ese cambio, las redes sociales son el salvavidas de una campaña electoral tan sui géneris como la actual, aunque el ciberlenguaje, más proclive a lo llano, apela a las emociones para convencer, pudiendo confundir el mensaje con las muy de moda fake news o noticias falsas.

Allí, se transita una autopista tumultuosa, sembrada de bots, haters, trolls, a los cuales tienen que verse enfrentados los candidatos.

Quizás, en la nueva sociedad de la información y el conocimiento estemos asistiendo a un nuevo modelo de proselitismo, el tiempo dirá, pero lo que sí está claro es que el discurso basado en propuestas no ha perdido ni perderá vigencia.