Opinión

El pedazo de papel

El pedazo de papel

Fui al mercado a comprar frutas frescas y me encontré al frutero discutiendo con el carnicero de al lado sobre la Constitución. Ambos habían escuchado con suma atención los discursos del PLD y estaban debatiendo si la reelección procedía o no, y si había que hacer un referendo.

Asombrada intervine en la discusión, feliz porque por fin la gente comenzaba a entender que hay un documento que se llama Constitución y que ese papel rige los destinos de la nación, un salto cualitativo inmenso entre la respuesta de Joaquín Balaguer a una periodista diciendo que la Constitución no era más que un pedazo de papel, y la que le dio Leonel Fernández a una feminista extranjera cuando lo cuestionó sobre el aborto terapéutico: No se preocupe, que en República Dominicana a nadie le interesa la Constitución.

Dicen que los pueblos, al igual que mucha gente, aprende a tropezones. Para un pueblo donde la política es algo emocional y donde las lealtades partidarias se deciden por cuan bien o mal nos caiga el candidato no programas, que se entienda lo que es la Constitución es un gran logro. Ahora quizás los dominicanos y dominicanas también entenderán lo que es un referendo y por qué Chávez lo utilizó para destituir al Congreso y mandar para su casa a diputados y senadores cuyo objetivo principal era el que todos conocemos, con rarísimas excepciones.

Balaguer pudo destruir el liderazgo de la izquierda porque era fundamentalmente ideológico y con el asesinato de su dirección propinaba un golpe tan fuerte al movimiento que aun hoy este no ha logrado recuperarse del todo. Nunca pudo destruir al otrora PRD porque no tenía estructura, era un sentimiento nacional que surgía y resurgía como una hidra de cientos de cabezas. ¿Por donde cortarla?

Lo bueno de la situación actual es que todo cae en su lugar, y la coyuntura funciona como un gigantesco colador donde van quedando los y las que siempre han sido verdaderos militantes de sus organizaciones, firmes creyentes en sus ideas, y en los valores patrios que dicen defender. Los y las comerciantes de la política ratifican su descrédito, los liderazgos ficticios se evidencian aún más y la gente va aprendiendo a partir de una máxima infalible: La práctica es el criterio de la verdad.

Luego habrá que convencer al pueblo soberano que supuestamente se expresa a través de la Constitución, que ciertamente es un pedazo de papel si no lo refleja, por qué se cometen tantas barbaridades en su nombre sin consultarlo, propiedad: el pedazo de papel, de demagogos de todo tipo y manipuladores de la opinión pública.

Aunque los referendos cuesten 1,500 millones. Otro aprendizaje.

El Nacional

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