POR: José Antonio Torres
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La verdad es lo que guía los impulsos más altos y más nobles en favor de la evolución humana; debemos apreciar más la verdad que a nosotros mismos, dicen algunos. El término verdad se usa frecuentemente para significar el acuerdo entre una afirmación y los hechos o la realidad a la que dicha afirmación se refiere. Para los hebreos, la verdad era ante todo la seguridad o la confianza; verdadero es lo que es fiel a sí mismo, y por eso digno de confianza porque da seguridad.
Mientras que para los griegos, y de esta teoría era partidario Platón, la verdad es idéntica a la realidad, y esta última era considerada como identidad que consiste en lo que permanece por debajo de las apariencias que cambian. El problema de afirmar que algo es verdad nos remite a una serie de cuestiones de las cuales la historia de la filosofía se ha ocupado en distintos momentos.
El uso de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general. Hábitos poco común en los tiempos modernos. Para los creyentes en la reencarnación, si nuestra relación con la verdad está guiada por estas palabras y cometemos errores en esta vida, reconocer la verdad será suficiente para el perdón en la próxima vida.
Se compensarán los errores sinceros que cometemos en esta encarnación y se redimirán en la próxima. Para algunos filósofos es mejor cometer un error sincero que adherirse deshonestamente a dogmas. Mientras que desde el punto de vista cristiano, la verdad contribuirá a iluminar nuestro camino será iluminado, no por nuestra propia voluntad sino por un poder divino inherente. La forma más cercana de comprender la verdad, al menos en nuestra vida cotidiana, es la verdad como correspondencia. Ésta hace referencia a la adecuación de una descripción con la realidad, o con un estado de cosas.
Estos conceptos son meros planteamientos filosóficos, extremadamente distantes de la realidad que vivimos los dominicanos. Aquí la verdad te puede condenar a la indigencia económica, la exclusión social y hasta extender el glosario de enemistades.
Pregonar verdades cuando los que tienen el poder están equivocados siempre será un alto riesgo, que en ocasiones hay que pagar con precios muy altos. Sin embargo, para los que consideramos la verdad como un valor moral sobre la mentira, pensamos en ella únicamente como un ejercicio de virtudes.