El panorama político con miras a las elecciones del próximo años luce difuso y confuso, y nadie se atrevería a vaticinar qué partido político ganaría los comicios, puesto que no existe ninguna persona que tenga las facultades de un oráculo o una pitonisa para realizar un pronóstico preciso sobre quién sería el candidato presidencial que resultaría ganancioso en el torneo electoral.

Es difícil determinar la correlación de fuerzas de las organizaciones con personería jurídica que pueden tener un rol ganancioso en la competencia electoral venidera, dado las múltiples contradicciones existentes en algunas entidades políticas, cuyo rumbo está por definirse. De lo que no hay ninguna duda, es de la fortaleza y el crecimiento sostenido del Partido Revolucionario Dominicano y su candidato presidencial, Miguel Vargas.

Partiendo de esa premisa, la mayoría de la población entiende que el PRD es la agrupación que debe encabezar un frente opositor para sacar del poder al PLD que tiene al país al borde de la catástrofe. Tres periódicos nacionales realizaron encuestas en ese sentido, y en cada una de ellas el partido blanco obtuvo una mayoría de votos que refuerza el criterio que solo a través de la casilla número uno de la boleta electoral se podría salir airoso en el próximo certamen.

Es conocido ya que el PRD tiene una sólida estructura orgánica en los organismos nacionales, comités provinciales, municipales, zonales y en los frentes de masas, constituyendo una garantía para que el voto no se fragmente y las fuerzas opositoras no se dispersen. Y es por tales motivos, que Miguel ha propuesto atinadamente que sea el partido del «jacho prendió´´ que encabece el bloque de la esperanza.

Todas las encuestas arrojan que el PRD tiene entre un 23 a un 26% de la preferencia del electorado, ratificando así que la organización es el mayor partido de la oposición. Y en lo que fallan esas mediciones es cuando tratan de disminuir el porcentaje de Miguel como candidato perredeísta a la Primera Magistratura del Estado, presentando un cuadro en el que ambos parecen andan separado. Y nada es cierto. El PRD y Miguel caminan de manera mancomunada por un camino que no tiene espinas, y donde no hay disensiones.

En su libro, Discurso del Método, Descartes planteaba que a través de la duda se llega a la verdad. Hay otro autor que pregonaba el principio de que siempre hay que dudar. Hacemos estas reflexiones en virtud de que algunos políticos pontifican actitudes opositoras, mientras en el fondo se mueven en las sombras, conspirando contra la construcción de un bloque opositor. Hay numerosas pruebas de lo que decimos, dado que las informaciones que hablan de negocios con el actual gobierno son de dominio público.

Miguel tiene el mejor discurso de los candidatos. Sus formulaciones para enfrentar los problemas que afectan a la sociedad contienen ideas incontestables, y su enfoque para corregir la situación de pobreza y atraso que han generado los gobiernos del PLD, solo está dirigido a la articulación de una amplia concertación de fuerzas.