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“El Sol Secreto”, de Ofelia Berrido

“El Sol Secreto”,  de  Ofelia Berrido

Cuando nuestro consciente se conecta con el futuro trae luz, iluminación y la vida puede verse con una claridad tan meridiana, que el poeta, sin ninguna dudas, puede profetizar lo que viene.

La vida creativa de Ofelia Berrido, en el “El Sol Secreto” es una profecía, con algunos matices que agravan el drama para fortalecerlo. Cuando el consciente gravitacional del personaje se conecta con el pasado, no encuentra respuesta al principal dilema de su vida: ¡su vocación!, decidir qué hacer con ese cuerpo que como espíritu se mueve pensando.

El dilema de los personajes no es tanto existencial como la lectura de la novela puede sugerir. Ya existen y tienen que vivir, aunque sea entre páginas. Las preguntas que se hacen, se las hacen por el dilema vocacional: el personaje quiere saber, lo que tiene que saber y quiere saber qué hacer con lo que ha aprendido, cómo llevarlo de la mano con la vida.

Ofelia nos ofrece una señal en el mismo primer párrafo con el que se inicia la novela:

“Nació flácida, azulada, enjuta, tres días después no aseguraban su vida. Su abuela, la matrona, reunió la familia para orar por su salvación. Imploraban por su restablecimiento; rezos con dobles propósitos pues de no sobrevivir, se transmutarían en guías del alma para traspasar los umbrales de la muerte…”, pág. 1.

Luego de pasar el trauma de la migración, la devastación de San Zenón, Felipe de la Cruz, padre de Lucía, empieza a tener éxito en la vida económica, pero esos éxitos no traen la luz del Sol, no le traen paz y armonía a su alma y cree descubrir que su vocación es la de pintor.

En la llamada al encuentro con su interior cree descubrir que “Las historias a ser vividas, lo que el destino nos tiene reservado, no lo podemos evitar, no hay escape…”, Pág.5. Y “Felipe, como acto sagrado, observaba la salida del Sol, tiempo de contemplación de ese círculo infinito, ilimitado, llameante, representación de la fuente de vida, símbolo del espíritu del hombre”, Pág. 6, segundo párrafo.
Erika de Jesús era su esposa y madre de Lucía, es una “romántica, creía en el amor y la felicidad eterna”. De su constante lectura de “Hamlet”, le quedó, más que ninguna otra cosa, la frase: “Oh, alma mía que quieres librarte y más te pierdes”. pág. 8.

La vida se les torna dolorosa porque el consciente está conectado con el pasado y el pasado no ofrece soluciones al dilema vocacional. La magia ocurre cuando el consciente conectado se encuentra con el futuro, que aunque podría ser incierto, es siempre una propuesta de esperanza.

En los personajes vive un universo y en el juego de la vida, los personajes deciden hacia donde proyectar su luz. Aquí un ejemplo, un muy buen ejemplo, de cómo funciona el consciente conectado con el futuro:

“…Ah, brillante como la mirada de un recién nacido e igual de profunda. ¿Has visto los ojos de un recién nacido? Tienen una mirada tan profunda, tan centrada, que parecería que vienen de un lugar lejano, mágico, pleno en sabiduría, que vienen llenos de experiencias que contar, que transmitir, pero no, aún no hay forma de comunicarnos.”, pág. 26. Y esa es la profecía de Ofelia Berrido en “El Sol Secreto”.

Al consciente gravitacional no le gusta el lenguaje directo, prefiere el juego en el lenguaje, los códigos secretos, las claves. El consciente gravitacional está ahí, como diría don Bruno Rosario Candelir, “en la cantera del universo”. Y está esperando a que el consciente conectado entre en juego y descifre los códigos.

La novela empezó con la paradoja de una luz que nace muriendo y termina con la paradoja de un apagón que se fuga. “El Sol Secreto” sale por primera vez en el 2006, es la primera obra narrativa de Ofelia Berrido. Como narradora omnisciente, Ofelia Berrido tuvo que desarrollar 15 capítulos, en 151 páginas, para contar la historia de Lucía y su familia. Y en esa historia, en la página 26, hay un extraño código revelado, quizás “El Infiel”, o “Pájaros del olvido”, tal vez.
El autor es escritor

El Nacional

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