Trasladarse en vehículo de motor a cualquier lugar en la demarcación territorial que consigna el título de estas líneas, es sencillamente traumático. El taponamiento en el flujo vehicular en las calles o avenidas de esta ciudad es cotidiano y casi permanente, sobre todo, los días laborables de la semana (lunes a viernes). Esa realidad, significa un retraso de por lo menos una hora en el tiempo que nos tomaría ir y regresar a un lugar cercano.
Si nos remontamos a la época en la que la movilidad era en: “mulos”, caballos, carretas, coches, yolas, etc., tenemos que agradecer a los Gobiernos. Pues, gracias a sus iniciativas hemos evolucionado a una sofisticada diversidad de transporte colectivo, que va desde: (metro, teleférico, monorriel, buses, microbuses, taxis, motocicletas, etc.). No obstante, el caos es cada vez mayor.
A mi modo de ver, el problema radica en que el parque vehicular ha desbordado el espacio disponible; esto así, debido (entre otras razones) a las facilidades que existen para adquirir un vehículo de motor. Lo que hace posible el incremento sostenido de unidades cada año.
Dado que ese es un indicador de prosperidad y crecimiento en la economía del país, es impensable detener esa tendencia. En mi condición de ciudadano interesado en que logremos un mejor clima de convivencia, me permito proponer nueva vez, una medida transitoria que consiste en: “separar la circulación de vehículos de transporte público urbano (buses, microbuses, taxis y motocicletas), de acuerdo con el número de “placa”. Es decir, los terminados en número par transitan un día y, los terminados en número impar el día siguiente”.
Esta modalidad solo funcionaria de lunes a viernes, exceptuando los días feriados.
Como se puede apreciar, la medida no implica erogar recursos económicos y tendría impacto inmediato en el problema que nos ocupa. Ojalá que esta propuesta no caiga en el vacío.