Una decision acertada
La decisión del Gobierno dominicano de exigir un documento de identificación válido a cuántos extranjeros se encuentren en el territorio nacional, no solo es inobjetablemente válida desde el punto de vista del ejercicio de la soberanía, sino también moralmente incuestionable, porque en el mundo de hoy, donde se viaja a velocidades que eran antes impensables, todo el mundo está obligado a identificarse, especialmente si se es extranjero, ante las autoridades competentes.
El Plan Nacional de Regulación de Extranjeros no fue un capricho, ni algo improvisado, sino que se gestó con meses de anticipación, dando a los interesados los plazos suficientes para cumplir con las exigencias planteadas, que no tienen nada de racistas, pues se trata por igual a cuántos extranjeros deben cumplir con sus exigencias.
El hecho de que afecte principalmente a los haitianos, que históricamente han mirado hacia el lado oriental de la isla como si fuese parte de su territorio, ya que para ellos la palabra pasaporte carece de significado práctico, no desmerece contra su utilidad, ya que la posesión de un documento de identificación valido resulta favorable para todo aquel que lo posee.
Naturalmente que el hecho de que haya cientos de miles de haitianos en situación de ilegalidad, no es responsabilidad de las autoridades dominicanas, aunque estas han carecido durante años de la firmeza necesaria para hacer cumplir la ley sobre la materia sin ningún tipo de contemplaciones, sino principalmente de las haitianas quienes nunca se han mostrado especialmente diligentes en exigir a sus ciudadanos que puedan demostrar su condición de tales en el momento en que se le requiera.
La forma humanitaria con que han procedido las autoridades dominicanas, con el Presidente Danilo Medina y el canciller Andrés Navarro a la cabeza, es la mejor demostración de que se ha actuado con absoluto apego a los derechos humanos, y a las normas y procedimientos que para casos como el de la especie fijan los convenios y tratados internacionales.
El Plan Nacional de Regularización de Extranjeros puede citarse como modelo de comedimiento y mesura en su aplicación, pues a la fecha y no obstante haberse vencido el plazo para su aplicación obligatoria, todavía no se ha dado el primer caso de deportaciones masivas, y ni siquiera unilaterales, porque es interés del Presidente Medina fijar, para el caso de la especie, un modus operandis que sirva de ejemplo internacional de moderación
Por eso llamamos a la calma y a la reflexión, sin apresuramientos innecesarios, a quienes desde aquí o más allá de la frontera, hablan de retaliaciones que en nada contribuyen a mantener el clima de paz y armonía que debe reinar entre dominicanos y haitianos, llamados a compartir una existencia común sobre un peñasco del Caribe, por los siglos de los siglos.
Y hasta el próximo domingo con más