El ingeniero Hipólito Mejía, candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, se encuentra muy bien posicionado respecto a la contienda electoral del año entrante. Es más: nunca antes, en su historia, esa entidad política había exhibido una proyección tan favorable, faltando once meses para unos comicios de carácter nacional.

El PRD alcanzó casi un 59% en el certamen electoral del 20 de diciembre de 1962, pero el margen de Juan Bosch sobre Viriato Fiallo se abrió en el tramo final de la campaña, por los errores del candidato de la Unión Cívica Nacional y el lema de borrón y cuenta nueva levantado por el candidato del partido blanco.

(Los líderes del PRD, al llegar al país, en julio de 1961, partieron de cero, porque no tenían estructura en la geografía nacional y hubo que iniciar un proceso de inscripción y organización).

Las actuales circunstancias son más favorables, inclusive, que las de 1978, cuando Antonio Guzmán ganó con un 52%; son más favorables que las de 1982, cuando Salvador Jorge Blanco obtuvo un 47%; y ni decir del torneo electoral del 2000, en el que Hipólito Mejía logró un 49.87%.

A raíz de los resultados de dos prestigiosas firmas encuestadoras, que otorgan al PRD 49% y 51% respectivamente, la mayoría de la población tiene la percepción de que Hipólito Mejía sería el próximo presidente de la República. Y detrás de la percepción viene la avalancha de gentes a endosar su apoyo al candidato puntero.

Las perspectivas electorales del PRD se fortalecen aún más con el conjunto de medidas impositivas contentivas en un proyecto sometido al Senado por el Poder Ejecutivo. El rechazo a nuevos impuestos y gravámenes a bienes y servicios, ha sido casi colectivo y, de aprobarse, provocaría más inflación y agudizaría múltiples problemas sociales, menguando las posibilidades del partido gobernante para el 2012.