Sí, se inicia la construcción de la valla o muro fronterizo, no sé, pero el nublado seguirá en el mismo lado hasta que desde el Gobierno no se derribe ese muro pro-haitiano construido por el propio presidente Luis Abinader, y se expresa con los funcionarios nombrados en puestos claves para fortalecer lo que el historiador Frank Moya Pons describe como “sospechoso activismo pro-haitiano” asumido por intelectuales locales y externos.

Entonces, ¿cómo no prepararse para luchar contra aquellos de los que se conoce desde hace tiempo su encarnizamiento por destruir la soberanía?. Miserables tratos con los enemigos del país.

Por eso no hay momento en que podamos dejar de interrogar el discurso presidencial en el que, en virtud de su investidura designa y tolera a funcionarios seriamente cuestionados por su trabajo de zapa y minado de las fronteras física y jurídica de la nación. ¿Haitianos por deuda? Ese es mi parecer. Balaguer fue un genuino defensor de los intereses del país: no era endeudador.

Lo menos que se puede decir es, por tanto, que semejante actitud de los que no han sido como él es, que traicionan la intención de librar el país de este sumidero humano sin la rectitud de repatriarlo.

Incluso se sabe de comunidades haitianas establecidas en el territorio nacional. Ojalá esta iniciativa no se limite a las áreas de mercados fronterizos y resulte toda una estratagema de querer lucir una febril defensa de la soberanía nacional,mientras su discurso queda atrapado en la contradicción.

Hoy que me veo reducido a no asombrarme ya apenas por nada, y a reconocer que ni los discursos me han enseñado a apreciar lo que hacen los funcionarios ni la manera cómo lo hacen, porque nos hemos concienciado con todo lo visto y oído. Un verdadero engaño a toda la bondad de que hacen gala infinitos ciudadanos para obedecer a las leyes y auspicios de su patria.