Reportajes

Haitianos están en todas partes y a toda hora

Haitianos están en todas partes y a toda hora

Por Rafael P. Rodríguez
El Nacional
SANTIAGO.- El vendaval, la entrada como una riada de ciudadanos de Haití desesperados por una prevista explosión social derivada de una crisis, ya agravada y sin solución en décadas, talvez no ocurra nunca, aunque ese vocablo también es arbitrario.

Lo único probable es que no se puede saber cuándo será, si sucediera en el momento menos esperado.

Hay quienes incluso le asignan una fecha improbable: seis meses, a lo sumo.

Pero esa incursión creciente ocurre ya, en grupos de  ciudadanos que carecen de documentación, es un hecho constante y comprobable.

Se ve facilitado por la permi$ividad militar y la anuencia de las autoridades civiles fronterizas, de ambos lados.

Se trata de una acción que deja huellas no importa que el tráfago ocurra con más intensidad los días de fiesta, los domingos y ya, definitivamente, a cualquier hora.

Los haitianos se encuentran ya en casi todas las faenas habituales de los dominicanos más pobres:  motoconcho, venta de helados, construcción, donde son dominantes, venta de tarjetas de llamadas, estudiantes universitarios, parturientas, vendedores de shampoo, de lencería, zapatos, medias, camisas usadas, dulces, aguacates, frutas, cuidadores de carros, montados en triciclos, a pie, y una cantidad incuantificable de desempleados que se las pasan mirándose la cara en campos, ciudades callejones, montes, casas abandonadas, en fincas, patios y en cualquier lugar que pueda acogerlos.

En un afiche muy bien elaborado que muestra una silueta con los brazos levantados mientras rompe unas cadenas, se lee: “Libérate”. 

La promueve una Liga para la Erradicación de la Esclavitud, que no es muy conocida.

Está colocada en una pared de las proximidades de la zona franca, a la altura de Rafey. Parte del afiche ha sido roto, parece que intencionalmente.

A ellos se unen habitantes dominicanos del “lejano” sur que también han venido a probar suerte por estos predios.

Los sindicatos de la construcción lamentaron el año pasado haber sido desplazados casi enteramente por los haitianos.

Otra derivación no muy popular de esta incursión no controlada tampoco es el desplazamiento de personas muy pobres por jornaleros y simples trabajadores que mantienen familias.

El incentivo es la paga no muy remunerada a los haitianos que laboran casi por lo que les ofrezcan.

Estos problemas han sido tratados a nivel de Estado pero las soluciones tardan.

En una reunión reciente tenida por los residentes de la zona Sur con los haitianos residentes, éstos, caso hasta ahora único, los invitaron a irse de manera cortés y civilizada tras ocurrir ciertos actos delictivos (hurtos específicamente) en las comunidades habitadas por los haitianos, y éstos accedieron a hacerlo en el plazo acordado.

El Nacional

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