Opinión

Hay que destrujillizar la RD

Hay que destrujillizar la RD

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Derivado de su ambición desmedida, el sátrapa puso de nombre a su primera hija: “Flor de Oro” y a su caballo “Papeleta.”

A 53 años del feliz ajusticiamiento del hombre al que todos los dominicanos llamaban “El Jefe”, sus parientes y herederos sanguíneos, así como algunos desaprensivos conciudadanos hacen esfuerzos desmedidos con el propósito de que los recuerdos y algunas de las practicas del tirano y su oprobiosa dictadura aún pervivan en la mente del país (a modo de exaltación, promoción y reivindicación), lo cual es simplemente inaceptable.

Aunque usted no lo crea, en residenciales, urbanizaciones, barrios y ensanches del Distrito Nacional y de provincias como Santo Domingo, San Cristóbal, Santiago y otras, así como en algunos clubes sociales existen personas que organizan encuentros y fiestas en los cuales exclusivamente se tocan, escuchan y bailan los merengues alusivos a la época de Trujillo. Así mismo, existen sectores en el país que ciertos días de cada año hacen ofrendas y dedican “misas” y “oraciones especiales” al ex dictador, un producto biológico, psicológico y militar que le impusieron a la República Dominicana entre los siglos XIX y XX fuerzas haitianas, españolas y norteamericanas.

Mientras unos se inclinan por la música y los merengues de la repugnante “era” o por hacer ofrendas o “misas” en honor al tirano, otros, en cambio, son devotos del culto a la personalidad, de los monumentos, las estatuas, los bustos y otras moles que hacen recordar al más despiadado tirano que tuvo la nación.

El Nacional

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