Editorial

Holocausto moral

Holocausto moral

La  anatomía social dominicana padece  un profundo quebranto moral que se expresa  en  quiebra del núcleo familiar, altos índices de corrupción pública y privada, deterioro de la seguridad ciudadana, feminicidios  y pérdidas de los más elementales valores cívicos y éticos, al punto que  una hija  contrata a sicarios para matar a su padre y una adolescente asesina a puñaladas a su hijo recién nacido.

Al lúgubre diagnóstico se agrega los elevados niveles de tráfico, consumo de drogas y los efectos  negativos que sobre el torrente financiero nacional provoca el lavado de dinero proveniente de esa actividad de lesa humanidad, que ha dañado el presente y futuro de miles de jóvenes en toda la geografía nacional.

Para  poder calibrar el grado de descomposición social, hay que mencionar la terrible historia  de una maestra de escuela, titulada con honores en una prestigiosa universidad, que  pagó a dos  individuos para que  asesinaran a martillazos su progenitor, disgustada porque  se había enamorado de una mujer.

¿Cómo poder  recrear las horas cuando esa maestra de escuela negociaba con los matones el dinero a pagar por  asesinar a su padre? ¿Acaso  ese terrible episodio no es indicio claro de un derrumbe moral?

¿Y qué decir de la adolescente de 16 años  que ocultó hasta el final el embarazo no deseado y después de alumbrar apuñaló una y otra vez a la criatura? ¿Cómo explicar que una niña convertida en madre a destiempo saque fuerzas para asesinar a su hijo recién nacido?

No puede andar bien una sociedad  que sea escenario de tan trágicos episodios, cuyas causas primigenias están relacionadas con la ausencia de valores familiares y cívicos y por el hecho de que dentro y fuera de la familia se ha impuesto la máxima de “hazte rico”, sin importar la forma porque sólo el dinero, aun mal habido, aprovisiona al ser humano  de principalía social.

La educación ni la escolaridad representan hoy  activos básicos o esenciales  en la institución familiar, lo que unido  a la crónica inequidad social y  a los nefastos referentes de  corrupción e impunidad, crean el  desalentador  cuadro de declive progresivo en la población, aguijoneada hoy por miseria económica y espiritual.

Los sucesos de la maestra que  mandó a matar a su padre y  la adolescente que  asesinó a su hijo recién nacido, pueden ser los últimos campanazos de advertencia sobre la proximidad del holocausto moral que como un gran terremoto se cierne sobre  el espinazo de la República. Ojalá que gobierno y propia sociedad despierten antes de que sea muy tarde.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación