Nunca se había visto a Hubieres tan dignificado como ahora, con su barba y su pelo blancos.
En las guaguas afiliadas a Hubieres, el Che nos observa, pero mientras Che pasea por la ciudad el “picher” de la guagua no sabe quién es y posiblemente tampoco el chofer. Ignoro si el sindicato de choferes tiene un programa de educación, pero he preguntado y no me saben decir quién es ese hombre barbudo y con boina que nos mira con una estrella en la frente.
Tampoco me quieren decir si tienen seguro médico, en particular esa bandada de muchachos que arriesga su vida todos los días como pichers de guagua, dieciséis horas, para ganar unos pesos. Es la tragedia del sindicalismo dominicano.
Esa misma dirigencia sindical no ha dicho ni pio sobre la creación de un supuesto Banco de Inversiones con los fondos de pensiones de los trabajadores y que se ha puesto, (como se puso esa tacita de cristal que era EL Banco Nacional de la Vivienda antes de que cayera en manos reformistas), en manos de Quique Antún, sobre quien todavía resuenan las acusaciones de la Cámara de Cuentas.
Esa dirigencia, que no llevó al primer presidente reformista del BNV a la justicia, cuando se autoasignó una pensión de RD$450,000.00 al mes, después de solo un año trabajando en un Banco cuya función es suplir de vivienda económica a los trabajadores, se apresta impávida a la posible dilapidaciòn del fondo de pensiones si se pone en manos de un supuesto Banco de Inversiones que solo servirá para beneficiar aun más a cierta dirigencia del Partido Reformista.
Esa dirigencia sindical no se ha dotado de los servicios legales que enfrenten a nivel de los tribunales las intenciones de cualquiera, sea un Banco o no, de disponer de los únicos recursos con que cuenta la sobreexplotada clase trabajadora del país, porque habita en la retórica y en los viejos métodos del sindicalismo de barricada. Y con esos métodos no se puede enfrentar la voracidad de un sector que está buscando, 24 horas al día, cómo despojar al país y a los trabajadores de sus magros beneficios.
Dentro de esa dirigencia sindical el que parece más radical es Hubieres. Hace poco defendía el derecho de los choferes públicos a transitar por los túneles y con razón cuestionaba si estos se habían construido solo para alivio de yipetas y carros privados. A Hubieres le toca ahora la gran responsabilidad de plantear el uso eficiente de los fondos de pensión de los trabajadores, y de paso discutir un sistema de seguridad social para miles de choferes y “pichers”.