En el conjunto de problemas que asedian a la sociedad dominicana los hay, entre otros, políticos, coyunturales, históricos, culturales. Es de esta última naturaleza la violencia intrafamiliar y la violencia sexual como componente esencial de esta, y que deviene en daños y traumas a quienes pasan por esa experiencia, sean menores o personas adultas de cualquier estado civil o nivel social, cultural, profesional.
Por la tolerancia colectiva hacia ese tipo de actitudes y prácticas inhumanas, es que las diferentes Fiscalías están abarrotadas de expedientes contentivos de casos con este tipo de delito que arruina y empobrece las vidas de sus víctimas, no importa que los hechos sean pasados o recientes. Como si fuera un hecho natural, la violencia se sigue produciendo dentro de una rutina que empobrece la acción judicial y la calidad de la vida familiar e interrelacional de las víctimas.
Frente a los hechos, a lo menos a que se puede aspirar una víctima es a que el ejercicio de una justicia le reivindique de los daños, y que se proyecte “cero” tolerancia frente a los protagonistas de este tipo de crimen y delito, donde prima no solo el abuso de poder, sino el abuso de confianza, ya que los abusadores están, mayoritariamente, en el entorno cercano de la víctima: padrinos, padrastros, tíos, un sacerdote, abuelos, padres, un maestro, vecino cercano, un primo, cuñado, etc.
¿Por qué se siguen reportando tantos casos de abusos sexuales y violencia intrafamiliar? Durante mucho tiempo la sociedad dominicana, a través del componente cultural e ideológico, ha creado y mantenido una cantidad indeterminada de mitos y prejuicios sobre el cuerpo de la mujer, así como también del comportamiento sexual de los hombres.
Estos mitos, por lo general, tienen dos tendencias: justificación y defensa de los abusadores y depredadores sexuales, y por otra parte culpabilizar a la mujer.
Decir que esos hombres actúan así por carecer de educación, por enfermedad mental, por brutalidad, o por provocación, es una falsedad que forma parte de los grandes mitos que a través del tiempo se han usado y continúan usándose para salvar a los hombres, siempre y cuando se trate de acciones de abuso contra las mujeres. Obsérvese que cuando se trata de hombre contra hombre, no se apela a tal consideración o atenuante. Toda esta falsedad, ha sido tabla de salvación para encubrir a los hombres abusadores.
En el mes de septiembre del presente año el publicista, mercadólogo y productor de espacios televisivos, Pablo Gross, (un nombre muy sonoro), fue denunciado, y posteriormente investigado en torno de relaciones incestuosas contra su hijastra, una menor bajo su autoridad. Este publicita fue apresado, y luego le fue aplicada una medida de coerción: tres meses en la cárcel de Najayo Hombres.