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Las relaciones de Antonio Imbert Barrera con Estados Unidos fueron tirantes después del magnicidio de Trujillo, atribuyéndole la CIA, agencia de espionaje estadounidense, actitudes conspirativas contra el profesor Juan Bosch, y el afán de poder, entre otras acusaciones.
En ocasiones, Imbert Barrera impuso resistencia a pretensiones de Estados Unidos.
Cuando Washington logró una salida política a la Guerra de Abril de 1965, Imbert, en un principio rechazó firmar el Acta de Reconciliación, instrumento que ponía fin al conflicto.
Imbert amenazó con no cumplir su promesa de dimitir en favor de Héctor García-Godoy, alegando que presidía el Gobierno de Reconstrucción Nacional, que era el legítimo.
Ante esa negativa, el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Ellsworth Bunker, fue junto al jefe de la estación de la CIA en el país a la casa de Imbert, en la avenida Sarasota y le dijo que Estados Unidos no permitiría la desintegración militar de República Dominicana o la caída del país en manos de los comunistas.
La posición de Imbert en ese momento era débil y las denuncias de supuestas atrocidades de su Gobierno habían afectado su imagen pública y su autoridad política a partir de una decisión de Estados Unidos de dejar de financiar el Gobierno de Reconstrucción Nacional (GRN) hasta que se alcanzara un acuerdo.
Imbert no tuvo otra opción que renunciar y lo hizo el 30 de agosto de 1965. Comunicó que dimitió por presiones de Estados Unidas.
Durante el conflicto, en un informe de inteligencia de la CIA que envió al presidente Lyndon B. Johnson acusó a Imbert de adoptar decisiones “intransigentes» en la conducción del GRN.
El informe desclasificado está en la biblioteca presidencial Lindon B. Johnson, corresponde a la colección documentos de las actividades de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
En el reporte del agente de la CIA, fechado en el Salón de Situaciones de la Casa Blanca, y con la remisión «del comandante Josephson para el Presidente», sábado, 29 de mayo del 1965, dice: «Antonio Imbert sigue adoptando una posición intransigente y aparentemente relegando a los demás miembros de la Junta».
En ese informe la CIA dice que la la embajada estadounidense en RD está sorprendida por el poder que concentraba Imbert Barrera, «Da todas las señales de seguir adelante en sus esfuerzos para solidificar sus posiciones».
“Más aun, molesto por la forma en que se le va a pagar a los empleados del Gobierno, Imbert probablemente va a aumentar su campaña en contra de la ‘intervención’ de Estados Unidos y la OEA”, dice el informe que no detalló en qué consistían estas desavenencias.
Según el reporte de la CIA luego de varios días de negociaciones «el régimen de Imbert retiró ayer formalmente su oferta de cederle Radio Santo Domingo a la OEA».
La comunicación indica que la «justificación» dada para esta decisión era que hubo protestas al nivel nacional en contra de esta entrega.
Agrega que en cambio, ofreció para las transmisiones de la OEA, «cualquier otra estación, aunque todas eran mucho menos poderosas que Radio Santo Domingo».
La CIA consideraba que «la decisión de Imbert de utilizar a Radio Santo Domingo para sus propios propósitos (probablemente la puede poner a funcionar en un día) es una indicación más que no va a cooperar con la OEA en materia que no lo aventajen a él».
La agencia revela en su informe que había «signos de desilusión de algunos miembros de la Junta leales» a Estados Unidos.
Informa que el embajador William Tapley Bennett se reunió con los miembros de la Junta Julio Postigo y Carlos Grisolía y que ambos hombres estaban convencidos de que Imbert no tenía intenciones de dejar el puesto.
«Ellos (Postigo y Grisolía) sentían que Imbert y Zeller estaban tomando todas las decisiones», agrega la CIA.
Otro informe de la CIA informa que Imbert Barrera, entonces miembro del Consejo de Estado, se opuso a que la CIA visitara Palma Sola, donde el 28 de diciembre de 1962 efectivos del Ejército y la Policía mataron a 44 miembros de una secta mágico religiosa, siete resultaron heridos y 675 detenidos.
La agencia de espionaje, en el resumen semanal de inteligencia, fechado el 4 de enero de 1963, dice que el embajador de Estados Unidos en Santo Domingo, William Tapley Bennett Jr., reportó a la CIA el 29 de diciembre de 1962, un día después de la matanza, que “el general Imbert Barreras se opuso a que enviados militares de Estados Unidos visitaran a Palma Sola”.
En el documento se atribuye esa actitud negativa “por temor a que informaran que la Policía ultimó a muchos de los seguidores del culto innecesariamente”.
“Imbert, quien ha intentando convertir a la Policía en una fuerza personal leal a él, es de esperarse su temor a los reportes que reprendan la conducta policial, ya que dicha actuación fue ordenada por uno de sus más fuertes adeptos, el procurador general”, dice la CIA.
El escrito fue divulgado por la CIA dentro del sistema de documentos históricos de la primera colección “Las Joyas de Familias”, desclasificados el pasado 26 de junio.
El informe además dice: “Imbert le comunicó al embajador que trujillistas o comunistas o ambos, desde Haití, estaban entrenando a esos “pobres hambrientos campesinos” para la rebelión.
“Las especulaciones de que Imbert provocó el incidente para promover sus propias ambiciones no pueden ser corroboradas, aunque algunos de sus seguidores supuestamente visitaron el área semanas antes”, señala el documento de la CIA.
UN APUNTE:
El general Antonio Imbert Barrera presidió el Gobierno de Reconstrucción Nacional, creado por los sectores conservadores durante el conflicto generado por la Guerra del 24 de abril de 1965. El presidente Lyndon B. Johnson llegó a objetar a Imbert para gobernar.