Biografía de Trujillo, de Fernando Infante, es una obra que separa lo moral, según su autor. Por su parte el Museo Memorial de la Resistencia y la Federación de Asociaciones Patrióticas rechazaron de plano que las víctimas se sentaran a discutir con autores o apoyadores de lo que fue la dictadura.
Las víctimas de una dictadura no tienen que sentarse con los victimarios a justificar lo que sufrieron. Pida a los judíos que participen en un panel con los fascistas que todavía existen a ver si lo hacen, explicó la directora del Museo Memorial de la Resistencia, la arquitecta Luisa de Peña.
Indica que las instituciones que representa tomaron la decisión de no dar espacios de proyección a quienes de una forma u otra justifican la dictadura de Trujillo y que, en cambio, han decidido proceder de acuerdo con la ley que prohíbe la promoción de la dictadura.
En una crónica crítica del libro Biografía de Trujillo, el autor de estas líneas consideró que proyecta una imagen que justifica la dictadura y suaviza sus consideraciones sobre la represión sangrienta y criminal que caracterizó ese período histórico.
Al final de la crónica se propone un debate con el autor de Biografía de Trujillo y las Federaciones Patrióticas a fin de esclarecer la verdad. Esa posibilidad queda totalmente descartada por el Museo Memorial y la Federación de Fundaciones.
La respuesta de Infante
A continuación la respuesta de Fernando Infante a los planteamientos de J. R. Sosa:
La Era de Trujillo hace más de cincuenta años que terminó y a pesar de tan largo tiempo todavía resultan escasos los enfoques sobre aquel régimen despojado de gran carga de pasión, tal como hemos venido apreciando en la extensa literatura y otras formas de expresión que ha generado esa etapa de la vida nacional posterior a la muerte de su principal protagonista. El juicio ha sido mayormente en lo moral por encima de lo histórico.
Ciertamente, la Era de Trujillo fue el período de nuestra historia donde el dominicano sufrió con mayor rigor la agonía moral; el crimen sirvió para imponer el terror y el sometimiento colectivo hasta convertir la sociedad dominicana en un conglomerado de sumisión, silencio y obediente temor ante las reglas impuestas por la dictadura.
También fue el período en que el dominicano tuvo mayor desenfreno en la adulación nauseabunda, la entrega sin el menor rubor y la complacencia hasta lo indecente hacia el gobernante.
La corrupción moral, que siempre ha sido una debilidad de nuestro espíritu colectivo alcanzó su mayor expresión. Y en todo aquel periodo alucinante, también hubo rasgos de gallardía, de valor, dignidad, nobleza y sacrificio.
Pero la dictadura trujillista no fue solo eso, fue la vida de un pueblo durante treinta y un años con todo lo que significa su proceso histórico. Aunque ha pasado más de medio siglo desde el año de 1961, la pasión sigue imponiéndose a la historia en el estudio y análisis e interpretaciones de la Era de Trujillo.
La llegada de Trujillo al poder no es un hecho fortuito, es una consecuencia cuyo origen obedece a causas de sentido histórico que venían desarrollándose desde hacía tiempo en la vida social dominicana. ¿Su proceder como gobernante? Excesivo, terriblemente avasallante, secundado con entusiasmo por la abrumadora mayoría de lo más sobresaliente de la sociedad dominicana de su tiempo y teniendo como telón de fondo el marco de un momento de desquiciamiento social, político y económico en América y el resto del mundo.
Tu sugerencia, puede considerarse valiente o por lo menos responsable, pues el medio sigue siendo inhóspito para disquisiciones que requieran una buena dosis de serenidad, de juicio, ausencia de oportunismo y vedetismo en el análisis de ese tema histórico tan escabroso, como propones.
Con aprecio,
Fernando Infante.
El futuro
Tras las posiciones encontradas, vale esperar qué ocurrirá en el futuro inmediato frente a este y otros libros similares.
UN APUNTE
El libro
Biografía de Trujillo, de Fernando Infante (Letra Gráfica 2009), es la entrega ampliada de su primera tirada del 2002. La visión que proyecta del trujillato no corresponde a la perspectiva de una dictadura sangrienta que utilizó el terror y el asesinato como norma frente a sus opositores, según la crónica de J.R. Sosa. El autor ha respondido mediante una carta esos criterios y considera buena la posibilidad de realizar un panel, encuentro rechazado de plano por las federaciones patrióticas.
