«No ha lugar» para juzgar la corrupción
La sentencia de “No ha lugar” a un juicio de fondo para juzgar a Félix Bautista y compartes por presunta corrupción, enriquecimiento ilícito, falsedad de escritura, lavado, entre otros; nos obliga a poner en perspectiva los roles de las partes: por un lado la parte acusadora, los fiscales, representantes y defensores del derecho público; de la otra parte los acusados y sus abogados defensores y una tercera parte, el juez que debe ser un actor imparcial.
Cabe preguntarse: ¿Hay parentesco entre el juez y una de las partes? Quizás muchos no quieran verlo o saberlo, pero sí lo hay. El juez Moscoso Segarra es miembro activo del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), según padrón de la Junta Central Electoral, publicado en Acento.com.
Con estas condiciones: ¿Podríamos considerar a dicho juez Moscoso, un ente imparcial, dentro de un marco de ética y de los principios del derecho, para juzgar a su jefe político con cargo de Secretario de Organización y parte del comité central de la misma entidad política?
Definitivamente no. Esto lo descalifica. Debió inhibirse porque esto lo hacía compromisario de seguir el circo, el cual se veía venir, como guión de película.
La exclusión del grupo conocido como C3 en el inicio del juicio, como querellante y acusador, fue una decisión inconstitucional y señal muy clara de la parcialidad del juez Segarra. Porque los acusados tendrían que invertir el fardo de la prueba y demostrar ellos la procedencia de sus bienes, como manda en casos de corrupción, la Constitución en su artículo 146.
Con esta decisión de no ha lugar, la justicia se demuestra fallida, porque si bien pudiese parecer legal, no es necesariamente legítima ni justa.
Quedan pocas dudas, Leonel Fernández ha conducido a la politización de la justicia dominicana. Leonel Fernández le está diciendo y mostrando al país que esta por encima de la justicia, de la Procuraduría, del gobierno de Danilo con sus reeleccionistas y de todo el resto de los dominicanos que se le oponen.
Esto nos obliga a exigir la renuncia de los jueces, no profesionales de carrera de la judicatura, que hoy contaminan y asquean la función judicial.
Lo que llama a citar dos juristas excepcionales, Hans Kelsen defensor de la apoliticidad de los actores del sistema judicial y Carl Schmitt que se oponía, recomendamos repetir para nuestro caso, este debate.
Puedo entender y aceptar que había deficiencias y debilidades en este expediente. Podría hasta aceptar irresponsabilidad y descuido, pero jamás justificaría el que se diera un no ha lugar a juicio de fondo.
Mi más sentido pésame a todos los que tenemos conciencia social y sentimiento por la patria, pues a muerto nuestra justicia. Además debemos pedir perdón a Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Manolo, Fernández Domínguez, Caamaño y demás héroes. Por defraudarlos.
Urge otra independencia o restauración. Ayer fue para liberamos de los haitianos, europeos y estadounidenses, hoy debemos liberarnos de los corruptos y ladrones que dirigen el sistema pod