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¿Juega el PLD a los kamikazes políticos?

¿Juega el PLD  a los kamikazes políticos?

Kamikaze es una palabra en idioma japonés que traduce Viento Divino, y que constituyó una filosofía letal en los pilotos nipones durante la II Guerra Mundial porque cuando subían a las cabinas de sus aviones Cero de combate, su misión era estrellarse contra los portaviones de la USS Navy, cuando no existían los misiles y los drones.

Los kamikazes japoneses destruyeron la flota naval y aérea estacionada en Pearl Harbor, Hawai, el 7 de diciembre de 1941, y el presidente de Estados Unidos, Franklyn Delano Roosevelt, conocía la proximidad a esa base de los portaviones nipones, y la capacidad de los Cero despegar de ellos y alcanzar la distancia a Pearl Harbor, y fue el pretexto para Estados Unidos entrar a la II Guerra Mundial y superar así la gran recesión de 1929, peor que la de 2008 de George W. Bush.

El introito, es un símil del escenario a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que azora a todos, incluyendo quienes somos apartidistas, pero siempre garantes del equilibrio de los fundamentos del sistema que conduce el destino nacional por el expediente de la política.

Se percibe con desagrado generalizado una campaña de denuestos y difamaciones contra el tres veces y próximo cuarto presidente Leonel Fernández, quien con su proverbial serenidad, quizás de su ADN, quizás aprendida útil de su segundo gestor, el presidente Joaquín Balaguer, no del primero, ha manejado en forma admirable con el recurso muchas veces, como en este caso, poderoso del silencio

La difamación resulta un arma idéntica a un boomerang, que retorna contra quien la envía con el idéntico ímpetu con que se envía, y eso, en todas las aplicaciones, en este caso, la política, traduce un costo aniquilador.

En política, la difamación genera un rechazo palmario, conociendo que esta sociedad nuestra conforme reseña la musa Clío, es más proclive a perdonar que a condenar. A engrosar filas más junto a las víctimas que a los victimarios, y a excusar a los grandes acusados de enfrentarlos al juicio postrero del paredón de la historia.

Así, el presidente Balaguer ordenó conducir los restos del general Pedro Santana al Panteón de la Patria junto a sus víctimas, y ahora, el periodista y escritor José Báez Guerrero, un aprecio personal, diafaniza en su última obra las acusaciones de vende patrias que entonan al unísono todos los historiadores, de su pariente, el cinco veces presidente Buenaventura Báez Méndez

Antes de que por presión de Unión Cívica Nacional (UCN) el presidente Balaguer fuera compelido a asilarse en la Nunciatura Apostólica, fue apostrofado con un diluvio de epítetos denigrantes, inclusive muñequito de papel, y quien acuñó ese estigma terminó leyéndole todo al ya ciego gobernante, que retornó al poder por 22 años, luego de 17 meses de exilio, incorporando a su gobierno a todos sus denostadores.

Resultan incomprensibles dos apreciaciones en relación a la campaña de denuestos que poluciona los medios de comunicación contra el ex presidente Fernández, primero porque

los sondeos que insertan los medios de comunicación de las encuestas asignan reiterados un70% de aceptación a la gestión del presidente Medina, y segundo, como el gobernante ha permitido, o de cualquier manera, no se ha pronunciado, en el cosmos de su mutismo intrigante, para detener esas infamias contra su compañero de partido.

Es pasando lista a todas estas experiencias y señalamientos históricos y conociendo la veleidad de la psiquis dominicana, que procede una inflexión en las altas instancias del PLD para detener en seco la campaña de denuestos contra el ex presidente Fernández, no solo porque retornará inexorablemente al poder, sino porque sus solapados denigradores resultarán sus cándidos promotores, como consecuencia de la ley del karma señalada.

La alergia facial del presidente Medina debiera ser una señal premonitoria, como el veredicto de un chamán, de ese kamikaze irracional del PLD contra su principal líder y guía, que no obstante sus conocidos yerros, saneó y vigorizó la economía, elevándola de RD$20 mil millones en 2004 a RD$60 mil millones en 2012, estabilizando la prima del dólar a RD$45 por l de RD$65 por l que heredó del tsunami económico del presidente Hipólito Mejía.

El Nacional

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