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Por considerarlo de interés y con la venia de los amables lectores, me permito reproducir el Capítulo 3 del libro del escritor mexicano Alfredo Jalife¬Rahme, “Las guerras globales del agua privatización y fracking”.
“Canada no aliviara la sed de Estados Unidos y México, según Stratfor.
En forma impactante Canadá, que pertenece a todos los esquemas irredentistas de Estados Unidos-OTAN/NORAD/Northcom/Norteamérica/TPP/TTIP/TISA/Anglofera/Mancomunidad financierista de la banca israelí¬anglosajona, etcétera¬, no ha podido ser arrastrada a la demencial bursatilización del agua, que contemplan el Banco Mundial y los megabancos de Wall Street/la City (Londres) como uno de los más ¡suculentos negocios del siglo XXI.
Como he señalado en el apartado anterior no se colegia “la razón por la cual Canadá, una de la máxima superpotencias hidráulicas del planeta, no contribuya a abastecer con agua fresca las regiones estresadas de sus socios comerciales en el TLCAN: Estados Unidos y México”, al menos “que oculten bajo la manga aviesos esquemas irredentistas del nuevo Norteamérica”.
A esta samaritana inquietud potable ya había respondido seis días antes Stratfor: “Porque Canadá no puede exportar su agua” a Estados Unidos ni a México.
A su juicio, la exportación hidráulica de Canadá a los sedientos Estados Unidos (en su parte occidental; específicamente, California) y México, es inviable debido a dos pecados capitales: la oposición canadiense a la bursatilización del agua (como materia prima) y a no ser “rentable”.
Los ciudadanos canadienses son muy primitivos y no aceptan la posmodernidad de la privatización de los cuatro elementos de la naturaleza (tierra, fuego, agua, y aire), ya que “contemplan generalmente el acceso al agua como un derecho humano básico y se oponen a las tentativas de venderlo para su lucro”.
Canadá exporta un numero generoso de bienes ¬petróleo, gas natural, fertilizantes y trigo¬, pero se obstina en no hacerlo extensivo a su riqueza hidráulica, que con centra 7 por ciento de los recursos renovables de agua fresca del mundo con menos de uno por ciento de la población global.
Dejando de lado la militarización del agua por Israel y su polémica empresa estatal Mekorot contra los sedientos palestinos, Stratfor, que suele sesgar sus comentarios en beneficio de la banca israli¬anglosajona de Wall Street/ la City (Londres), se salta por el arco del triunfo los acueductos históricos del imperio romano y desinforma sobre las “dificultades logísticas y la falta de visibilidad económica ¬no solo de Canadá, sino globalmente¬ que hacen rara la voluminosa transferencia de agua a larga distancia”.
Stratfor se inclina por el mayor negocio de la “desalinización local y las opciones de reciclaje”, ya que el transporte de larga distancia hace cinco veces más cara el agua. A mi juicio, la desalinización y el reciclaje, debido a su tecnología acoplada, otorgan mayores ganancias a la banca israli¬anglosajona de Wall Street.
Con tanto parámetro finanancierista/economicista van a matar de sed al 99 por ciento de menesterosos del planeta con su misántropa “política de costos y beneficios”.