¿Qué Pasa?

“La generación anterior era más comprometida”

“La generación anterior era más comprometida”

Santo Domingo.- Al cantautor, ex ministro de Cultura, y ex embajador, Delegado Permanente de la República Dominicana ante la UNESCO, José Antonio Rodríguez, la razón lo obliga a asegurar que con el merengue los temas sociales estuvieron siempre, “porque la música es y ha sido un inequívoco y eficaz vehículo para mostrar las imperfecciones e injusticias que se viven en un espacio de tiempo”.

En aquellos años de los 60, 70, y 80, muchos artistas se volcaron a incluir en su discografía algunos temas de denuncia social, siendo Johnny Ventura y Wilfrido Vargas los cantantes con más canciones de esta índole.

La mayoría de estas melodías provocaba una electricidad en el cuerpo que hacían querer bailar, evitando que se le prestara atención a las letras, pero al escuchar detenidamente su contenido, creó un impacto en la sociedad.

“La población, si bien es cierto que se los bailaba, no menos cierto es que, por su contenido con el que se sentían identificados, los hacían populares y muchos de esos temas se hicieron eternos como los escritos por Simó Damirón y el Negrito Chapuseaux; Ángel Viloria con Siña Juanica; El Carbonero, de Freddy Beras Goico y que popularizó el inmortal Jhonny Ventura; Ramón Gallardo con La Miseria.

La generación anterior era más comprometida
“ La generación anterior era más comprometida”

La deuda, un perico ripiao que data de inicios del merengue, en fin, los ejemplos sobran”, manifestó Rodríguez, quien considera que el merengue de protesta que más ha impactado, para él fue Mamá Tingó, que forma parte del repertorio de 7 días con el pueblo, celebgrado en 1974.

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Ya no se graban

Al conversar también, con el director de orquestayproductor de merengue, Dioni Fernández, admitió que no posee en su lista musical muchos escritos sobre este tipo de situaciones.

El autor del tema Me Mantengo, el cual habla de los políticos y quienes en su afán de conseguir votos hacen de todo y luego se olvidan, afirmó que ha analizado el derrotero en el que han caído los que “hacemos música”.

“En el afán de conseguir el éxito, conseguir la canción que se pegue, la canción que llegue a la masa; en esa vorágine uno se ha olvidado de eso. Ya no es costumbre, sobre todo en los artistas jóvenes, involucrarse en estos temas, siempre tratan de llegar a la mayoría con letras más o menos fáciles, por lo regular letras de amor y desamor”, dijo.

Agregó que ese tipo de trabajo iba más con la conciencia del artista.

“La generación anterior a la de nosotros era la más comprometida con estos temas. Cuando hacíamos trabajo de música para los años 70, 80 y 90, no había ese afán de hacer un disco para pegar, no estaba en nuestro norte.

Hacíamos canciones porque nos gustaba, no era porque ‘esta letra pueda pegar’. La mayoría de los artistas se volcaban a hacer canciones y entre uno y otro trabajo surgían las de denuncia social”, recuerda.

“Lamentablemente se ha perdido eso en el tiempo, y estamos sumergidos en un facilismo, tanto musical como literario, y prácticamente hemos caído en ese desuso de la denuncia social”, sostuvo.

En esa misma línea, José Antonio, destacó que esto le lleva a analizar que la música con la que nuestro merengue compite, demuestra que lo banal tiene más espacio que la razón.

Aún así, finalizó diciendo que “la música, que apela a mostrar las injusticias, solo terminará cuando las injusticias terminen, eso para el merengue o cualquier otra manifestación”.