En estos tiempos tan convulsos, caracterizados tensiones bélicas, altos costos de la producción de bienes y servicios, desacelaración del crecimiento económico y otros nubarrones que ensombrecen el horizonte, República Dominicana brilla, no solo por su estabilidad política y social, sino por la buena imagen del presidente Luis Abinader en la persecución del narcotráfico, el lavado de activos, la corrupción y la impunidad.
Después del histórico reconocimiento en un reportaje del Miami Herald titulado “De centro de narcotráfico a líder en interdicción: el giro de República Dominicana” sería una mezquindad no aquilatar los méritos que pondera la prestigiosa publicación estadounidenses.
Las estadísticas que cita el diario son las que hablan con más elocuencia o sustentan con más firmeza ese giro de 180 grados que ha posibilitado que de una relación de desconfianza, República Dominicana haya pasado a una de reconocimiento en interdicción, rendición de cuentas y fortalecimiento institucional.
La publicación cita que hoy se persiguen casos que antes se consideraban prohibidos. Destaca, por ejemplo, que bajo la actual gestión 28 altos funcionarios han sido removidos, no siempre por delitos probados, sino por fallar en pruebas de credibilidad. Con la permanente vigilancia de la directora de Ética, Milagros Ortiz Bosch, la integridad, como dice el Herald, se convirtió en el nuevo guardián.
Para resaltar los logros de Abinader, el diario recurrió a las comparaciones. De 2004 a 2020, período que comprende las gestiones de Leonel Fernández y Danilo Medina, se incautaron 77 toneladas de narcóticos. Pero durante los cinco años del actual Gobierno se han decomisado más de 227,824 kilogramos, incluyendo 67,373 en operativos internacionales conjuntos. Puede argüirse que el balance es resultado de una mayor circulación de drogas, pero lo que reconocen funcionarios estadounidenses consultados por el diario es más fuerza de voluntad para detectarlas. No es ningún secreto que el país se había convertido en un puente para el trasiego internacional de las redes criminales.
Para una nación que tiene en la inversión extranjera y el turismo dos de sus principales fuentes de generación de divisas y empleo, la radiografía del Herald es de gran trascendencia. No es que males, muchos centenarios, hayan sido superados. De lo que se trata es de la voluntad y los buenos ejemplos para superarlos. En la batalla contra cánceres que generan violencia, inseguridad y pobreza la cooperación con Estados Unidos ha sido fundamental en el proceso de construcción del nuevo perfil internacional que, para orgullo de sus nacionales, exhibe hoy República Dominicana.

